Se busca un secretario de Naciones Unidas íntegro

James Petras

Muchos progresistas alrededor del mundo consideraban a la Organización de Naciones Unidas (ONU) como la mejor institución capaz de resolver conflictos y servir la causa de la justicia, libre del control de los intereses del poder. Dentro de la ONU, el secretario general era visto como una persona justa, íntegra y, sobre todo, independiente de la persuasión de las grandes potencias. Para muchos izquierdistas posmodernos, como Toni Negri, la ONU era el nuevo modelo de la gobernabilidad mundial.

La historia reciente nos enseña una lección diferente: la bancarrota de la ONU como institución de paz y el declive moral de la oficina del secretario general bajo Kofi Annan. Una y otra vez, hemos constatado cómo la ONU permanece pasiva y colabora ante escenarios de guerras de agresión, limpieza étnica y genocidio económico.

Para ser precisos, en decenios previos la ONU estaba lejos de ser una organización perfecta y su secretario general normalmente era una persona que evitaba los enfrentamientos con las grandes potencias, particularmente con los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Pero en los años 70 y hasta inicios de los 80, la Asamblea General consistentemente criticó las desigualdades existentes entre el norte y el sur del planeta, y propuso un nuevo orden en el que el tercer mundo recibiera la ayuda técnica y financiera necesaria para su desarrollo económico y social. Entonces, el secretario general Kurt Waldheim se negó a sucumbir a la presión estadunidense y llegó a adoptar una política sensata hacia regiones como Medio Oriente, al oponerse a la ocupación israelí y respaldar una solución que derivara en la creación de dos estados. Incluso el predecesor de Kofi Annan, Boutros Ghali, que inicialmente recibió el apoyo de Washington, se opuso a la ocupación israelí y favoreció una conferencia de carácter multilateral que involucrara a Europa. Así, y no obstante sus demás posturas de carácter pro occidental, Washington se opuso a la relección de Ghali.

Kofi Annan fue un candidato preseleccionado por Washington para ocupar el asiento del secretario general. Presentado como "representante de Africa", Annan fue electo gracias a la fuerte intervención estadunidense, sus amenazas y chantajes a sus clientes y receptores de ayuda africanos y latinoamericanos. No contó con una base independiente de apoyo político, fue un virtual desconocido para el público general, pero era bien conocido en Washington como un candidato moldeable con el que se podía contar para llevar a cabo las órdenes que se le dieran en todas las situaciones de importancia para Estados Unidos. Fiel a su vocación, el señor Kofi se ha ganado el título de El mensajero en los círculos estadunidenses, por su habilidad para transmitir las órdenes de Washington a la comunidad internacional.

Bajo el secretariado de Annan, varios funcionarios clave, que han criticado las políticas de Estados Unidos en términos humanitarios, han sido forzados a dimitir; se han condonado guerras agresivas y Naciones Unidas ha proveído de fuerzas de ocupación militar ("mantenedores de la paz") para consolidar sus victorias imperiales. Bajo Annan, alrededor de un millón de iraquíes han muerto, ya que se ha rehusado a condenar el embargo y ha forzado la renuncia de dos vicesecretarios generales de la ONU a cargo del programa "petróleo por comida", quienes calificaron el embargo dirigido por Estados Unidos como un desastre humanitario. Con Annan, la ONU ha cubierto crímenes contra la humanidad cometidos por Estados Unidos y su aliado Israel.

Su historial habla por sí mismo: cuando Estados Unidos armó el embargo contra Irak, Annan lo administró al permitir a Naciones Unidas cubrir un programa que impedía a Irak reconstruir su infraestructura básica para el suministro de agua potable, alimento y productos farmacéuticos. Más aún, permitió al equipo de inspección de Naciones Unidas, infiltrado por espías estadunidenses, adquirir información utilizada en los bombardeos de Estados Unidos. El anterior jefe del equipo de inspección de armamentos en Irak (1991-1997), Rolf Ekeus, recientemente confirmó que Annan decidió desalojar a los inspectores de la organización internacional cuando Washington le informó que estaban planeando bombardear Bagdad. Más tarde Annan repitió la mentira de Washington, según la cual Irak había violado las disposiciones del equipo de inspección. Desde entonces, Annan se ha negado a negociar la naturaleza del proceso de inspección, y sigue repitiendo las "no condiciones" de Estados Unidos, a pesar de admitir que había habido espionaje durante la misión previa.

Dos funcionarios civiles internacionales distinguidos, Denis Haliday y Hans Von Sponeck, quienes fungieron como coordinadores humanitarios en Irak entre 1997 y 2000, durante el mandato de Annan, renunciaron en señal de protesta contra la prolongación del embargo y la aquiescencia del secretario general.

Bustani, un brasileño destacado a cargo de la supervisión de la Comisión de Naciones Unidas contra la producción de armas químicas y biológicas, acusó a Estados Unidos de encabezar una campaña de desprestigio en su contra. Annan estuvo de acuerdo con que se le remplazara.

Mary Robinson, anterior primera ministra de Irlanda y reconocida humanitaria, fue forzada por Washington a dimitir de su cargo como titular del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU. Annan le dio las gracias por sus servicios y dio la bienvenida a su remplazo.

Durante los ataques estadunidenses y de la OTAN en Yugoslavia, Annan nunca alzó la voz para criticar el bombardeo a blancos civiles -hospitales, infraestructura hidráulica, estaciones de televisión. La misión de Annan por parte de la ONU en Kosovo no logró que se previniera el asesinato de más de 2 mil personas y la deportación forzada de 200 mil habitantes no albaneses por parte de la KLA después de la guerra. Por el contrario, coloreó su retórica ensalzando la naturaleza humanitaria de la guerra de la alianza atlántica.

A medida que la oposición contra la Organización Mundial del Comercio crecía y el Foro Social Mundial en Porto Alegre atrajo la atención del mundo, Annan voló a Davos, Suiza, donde afirmó el respaldo total y sin precedentes de Naciones Unidas al "libre mercado" y la "globalización" ante una reunión de multimillonarios y funcionarios corporativos. Nunca antes un secretario general había afirmado de manera tan inequívoca la defensa de las instituciones económicas más corruptas y explotadoras de este planeta.

Más recientemente, volvió a servir a los intereses de sus maestros en Washington al cubrir crímenes contra la humanidad. Luego de la destrucción de la ciudad cisjordana de Jenin por parte del ejército israelí, que dejó un saldo de miles de palestinos sin techo y cientos de civiles muertos o heridos, Annan envió a Jenin una comisión para "investigar" los alcances de esa catástrofe humanitaria. Dependiendo de las fuentes israelíes, ignorando a las agencias palestinas médicas y humanitarias, la comisión de Annan declaró que no había habido ninguna masacre, ya que solamente se pudo identificar 53 muertes, incluyendo 26 civiles. La propaganda de los medios de comunicación masiva israelíes y estadunidenses negó la masacre en un intento por desacreditar a los palestinos y las críticas a la violencia israelí -mientras Annan permanecía hipócritamente detrás del escenario.

Poco tiempo después, Washington nuevamente se encontró en serios aprietos por la matanza de civiles afganos en una aldea. Annan envió otra comisión a Afganistán. Esta vez los reportes preliminares indicaron que una masacre había tenido lugar y que las fuerzas de Estados Unidos habían entrado en la escena del crimen para remover toda evidencia. Cuando dicho reporte fue filtrado a la prensa, el sirviente fiel de Washington, Kofi Annan, intervino y el reporte fue modificado para ajustarse a las exigencias de la administración Bush. El reporte completo nunca fue dado a conocer.

Kofi Annan ha establecido nuevos estándares para la elección del secretario general de las Naciones Unidas: servilismo hacia Washington, agilidad al momento de modificar informes a conveniencia de los poderes occidentales, aquiescencia en el despido de funcionarios humanitarios dedicados, y ceguera moral ante las depredaciones imperialistas.

No cabe duda de que Annan ha servido muy bien los intereses del imperio estadunidense; sin embargo, ha hecho gran daño a la humanidad, particularmente a los millones de habitantes en Medio Oriente, el sur de Asia y los Balcanes. Sus frases piadosas y vacías no engañan a nadie. Bajo su liderazgo, Naciones Unidas se ha degradado como instrumento de paz y justicia, para convertirse en un organismo para la guerra, cuyos funcionarios se enriquecen escondiendo las atrocidades de Washington y sus aliados. En ningún otro lugar esto es tan evidente como en Kosovo, donde, como se supo, los funcionarios de la ONU no sólo son los mejores clientes de los prostíbulos donde se usa a niñas y adolescentes, sino que existe la posibilidad de que muchos de ellos hayan creado negocios conjuntos con los empresarios albaneses, liberados de las restricciones del ahora destruido Estado de Yugoslavia. Sin duda, Kofi Annan se referirá a este hecho como otro más de los éxitos de las misiones humanitarias de las Naciones Unidas. ¿Quién nominará a Kofi para el premio Nobel de la Paz, Rumsfeld o la agradecida KLA?

© James Petras

Traducción: Marta Tawil