Neofascismo

Antonio Guillermo García Danglades

A mediados de año, un grupo de escritores venezolanos decidieron redactar un "panfleto antichavista" dirigido a distintos autores e intelectuales internacionales en el que denuncian "los excesos autocráticos y las prácticas fascistas" del gobierno nacional.

Utilizando las características del "fascismo eterno" que expuso Umberto Eco en el Congreso de Filología italiana y francesa celebrada en abril de 1995 y publicada en ese mismo año en el compendio "Cinco Escritos Morales", Juan Carlos Méndez, Israel Centeno, Ana Teresa Torres, Alberto Barrera Tyszka y Rafael Arráiz Lucca, entre otros, pretenden meter a juro en este molde fascista, al proceso de desarrollo bolivariano y específicamente a su líder, el presidente democráticamente electo, Hugo Chávez.

Esta iniciativa no es nada original. Ya en 1998, Manuel Caballero había escrito un par de artículos donde hacía exactamente los mismo, aunque en aquella oportunidad, Caballero al menos le dio el merecido crédito al aporte teórico de Eco. No obstante, el tiempo y la realidad socio-política se han encargado de desmontar este argumento forzado, irresponsable y banal.

En abril de 1995, Umberto Eco hacia una advertencia a lo que hoy caracteriza la económica y socio-política de Europa. El resurgimiento de la ultraderecha, el nacionalismo xenófobo, la guerra y la mundialización de la economía justifica plenamente su análisis, el cual es desviado intencionalmente por estos fanáticos antichavistas que buscan desesperadamente insertar al proceso de desarrollo bolivariano en un molde fascista y totalitario cuando la realidad indica mas bien que ha sido la oposición radical la que ha mostrado la dentadura fascista a la que se refiere Eco en todo su esplendor.

Este grupo de pseudo-analistas políticos comete el grave error de forzar su percepción de la realidad nacional a la base teórica de Eco sin proporcionar un sólido patrón sistemático de la conducción del proceso político que fundamente al menos una de las tantas barbaridades que mencionan en su panfleto. Igualmente, el escrito obvia cualquier otra consideración política, filosófica y sobretodo existencial de lo que significa realmente el ‘fascismo.’

Entre las características que plantea Eco en "El Fascismo Eterno" se encuentra el "rechazo al modernismo o negación de los valores espirituales", características que no pueden ser encontradas en las políticas o en el discurso oficial del presidente Chávez. La nueva Ley de Telecomunicaciones y las inversiones extranjeras en el área de la petroquímica, así como las evocaciones al amor, la fe y valores humanos y culturales presentes en el discurso del presidente Chávez, no encuentran alguna asociación directa con esta característica ‘fascista.’ Asimismo, Eco expresa que el "origen al nacionalismo" y la "la identidad como obsesión" permite "apelar a la xenofobia … donde el elitismo (ideología reaccionaria) implica el desprecio por los débiles." (Martínez Cano, 1997) En este sentido, se puede apreciar una total contradicción entre lo establecido por Eco como ‘fascismo’ y las políticas o recursos discursivos del presidente Chávez en defensa de los económica, política y socialmente excluidos. Precisamente, una de las causas de la confrontación política estriba en la identificación que ha hecho el gobierno nacional del profundo "elitismo" que ha existido en Venezuela y que tuvo su máximo esplendor en el pacto de Punto Fijo. La ruptura del establecimiento político, ha sido causa esencial de la conflictividad política. Asimismo, la Constitución Nacional, base del proyecto bolivariano, incluye disposiciones progresistas sobre los derechos humanos que difícilmente pueden ser catalogadas de ‘fascistas.’ Incluso, la propuesta “chavista” de Constitución incluía la no discriminación por orientación sexual, lo cual no fue incluido por la Asamblea Constituyente, pero que evidentemente muestra el carácter progresista del presidente Chávez y su gobierno.

La teoría del "fascismo eterno" obedece a un contexto político determinado completamente distinto al que el antichavismo pretenden erguir en Venezuela. Las consideraciones de Eco se realizan en medio de un acelerado proceso de expansión hegemónica, donde la globalización corporativa ha venido subordinado los principios democráticos, lo que Chomsky llama acertadamente, una suerte de neofascismo.

Noam Chomsky (1994) describe el ‘fascismo’ como el sistema donde el Estado integra la mano de obra y el capital bajo el control de una estructura corporativa. Aun cuando para Chomsky, el termino ‘fascismo’ pertenece al dominio político, la estructura vertical corporativa donde el poder reside en la mano de los banqueros, inversionistas y empresarios, emula las características fascistas en el sector corporativo que incluso son mas totalitarias que cualquier régimen político, muy distinto al modelo de desarrollo "desde abajo" que propone el Ministro de Planificación del gobierno venezolano, Felipe Pérez.

Chomsky argumenta que cualquier forma de poder concentrado no desea ser sujeto del control democrático popular, así como tampoco a la disciplina del mercado, por lo que sectores poderosos y ricos se oponen naturalmente al funcionamiento de la democracia, así como se oponen al funcionamiento del mercado. Esta aseveración de Chomsky explica las razones del pasado golpe de Estado del 11 de Abril y la usurpación del poder por parte del presidente de Fedecamaras, quien conserva estrechos vínculos con los centros de poder financiero internacional. El conjunto de leyes aprobadas mediante Ley Habilitante, obliga al empresariado nacional a someterse a las reglas del libre mercado que tras mas de 40 años absorbiendo los recursos del "petro-estado" no estaban dispuestos a asumir de forma pacifica. Tal y como lo asegura Chomsky, es natural que las empresas rechacen "las restricciones externas a su capacidad de tomar decisiones y actuar libremente."

Según Chomsky, en el neofascismo, quien no es empresario o inversionista “no tiene mucho que decir.” En la teoría política “moderna” que propone el neofascismo, el pueblo es espectador y no participante de las políticas publicas. Este solo debe pronunciarse periódicamente para ratificar las decisiones que se toman en la cúpula política y empresarial al seleccionar a los representantes del sector dominante. Por el contrario, el proceso democrático venezolano se basa en la participación activa y razonada del pueblo, que pasa por la necesidad de convertir en ciudadanos políticos a un 80 por ciento de la población históricamente excluida de los procesos políticos, económicos y sociales de Venezuela. Ante esta situación, un reducto de la mal-llamada "sociedad civil" reacciona ante lo que pretende ser una función social destinada únicamente a quienes defienden el establecimiento económico y la vieja política. Es así, como los autores del "panfleto antichavista" se yerguen como "auténticos representantes" de la intelectualidad venezolana, evidenciando una alta dosis de lo que ellos mismos dicen enfrentar. No hay nada mas fascista que asumir la representación de un colectivo, y clamar por la ruptura del orden democrático desconociendo la voluntad del pueblo en un proceso democrático que el pasado 13 de abril demostró la legitimidad de un gobierno profundamente democrático y defensor y promotor de los derechos humanos.

Chomsky (1987) define la “democracia liberal” norteamericana como un “sistema de decisión de las elites y ratificación del colectivo” basado en el control del estado por parte de la dominante sociedad privada, mientras la población observa quieta.” Para el intelectual norteamericano, el "nuevo orden internacional" propuesto por el establecimiento político no se diferencia mucho del "neue ordnung" de Hitler o el "ordine nuovo” de Mussolini, que se caracterizan por la “conglomeración de gobierno y grandes corporaciones, así como por la dirección del estado en la economía que define el fascismo.” En este sentido, Chomsky sostiene que Hitler consolidó su poder político haciendo alianzas con la clase industrial de Alemania, a la cual protegió y extendió un tratamiento favorable.

Es precisamente, esta relación hegemónica lo que trato de reinstaurar en Venezuela el breve régimen de Carmona, donde si se pudieron observar innumerables características de "fascismo eterno" pero no de manera aislada y forzada como lo muestra el "panfleto antichavista", sino como una propuesta sistemática que incluía la violación de los derechos humanos y políticos, la ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con todo país que oliera a socialismo, la venta de PDVSA y la subordinación a los designios del capital internacional.

No obstante, el planteamiento de Eco si permite ubicar ideológicamente a la oposición reaccionaria, que inexplicablemente los autores del "panfleto antichavista" no logran ubicar en su análisis.

Paradójicamente, es a la concepción de un Estado neofascista, a la que conciente o inconscientemente, se pliegan estos escritores, ya que por irresponsable omisión, ignoran el Golpe de Estado del 11 de abril y la conspiración mediática que el propio Umberto Eco denuncia en el mismo compendio de escritos.

A diferencia del "panfleto antichavista" el subcomandante Marcos (2000) realiza un análisis apropiado sobre el "fascismo eterno" de Eco. En este sentido, Marcos hace una critica a la derecha reaccionaria que intenta imponer una hegemonía neoliberal sobre las naciones en desarrollo, lo cual entra en franca contradicción con el modelo de desarrollo bolivariano que plantea una participación activa de los ciudadanos bien formados políticamente para decidir con independencia y soberanía sus propios destinos en el marco de la justicia social, equidad, y defensa de los derechos humanos. Marcos se pregunta si el momento histórico actual no requiere "un nuevo autoritarismo persuasivo, unificador de la ciudadanía en clientes y consumidores de un sistema", con lo cual establece una correlación apropiada entre la propuesta de Eco y la globalización corporativa de occidente. Para el subcomandante Marcos, el "rechazo al avance del saber, irracionalismo, la cultura es sospechosa de fomentar actitudes críticas, el desacuerdo con lo hegemónico es una traición, miedo a la diferencia y racismo, surge de la frustración individual o social, xenofobia, los enemigos son simultáneamente demasiado fuertes y demasiado débiles, la vida es una guerra permanente, elitismo aristocrático, sacrificio individual para el beneficio de la causa, machismo, populismo cualitativo difundido por televisión, "neo lengua" (de léxico pobre y sintaxis elemental) … pueden ser encontradas en los valores que defienden y difunden los media y los intelectuales de derecha en la era visual."

La grave carencia de cultura y conocimiento político que se puede observar en el "panfleto antichavista" es llenada de manera ejemplar por la insigne profesora Margarita López Maya (2002), cuando utiliza el concepto gramsciano de "hegemonía" para dar con las claves que desentrañan la confrontación política actual. López Maya argumenta que actualmente se vive un "proceso de búsqueda y de reacomodo de la sociedad venezolana a través de una lucha hegemónica feroz", entre un proyecto neoliberal que "encarno Carlos Andrés Pérez en su último mandato con un Gabinete tecnocrático, que en su momento tuvo respaldo de pocos grupos internos, pero sí respaldo internacional", y un proyecto alternativo encarnado en el liderazgo del presidente Chávez. De acuerdo a López Maya, el proyecto de desarrollo bolivariano es progresista y "trata de construir una propuesta para Venezuela, que le permita articularse mejor en el proceso de globalización."

Antonio Guillermo García Danglades - Internacionalista

Referencias: