La Chusma está mandando

Teresa Sosa

¿Una mala hora para la historia política venezolana?

Al subir don Quijote por la escala derecha toda la chusma le saludó como es usanza cuando una persona principal entra en la galera, diciendo ¡Hu, hu, hu tres veces...
(Segunda parte del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Capítulo LXIII)

El acontecer político del país ha sido irradiado por los clichés y las representaciones estereotipadas que se mantienen en el imaginario colectivo venezolano desde hace siglos, de la incorporación inconsciente del "otro" como inferior por su color de piel o clase social, lo que hace suponer la superioridad del colectivo propio, aún cuando verbalmente se diga que en Venezuela todas las personas son iguales y que viven felices comiendo perdices todas juntas. La actitud de inferiorizar a otras personas, es discriminación, tiene nexo común con el racismo, y conlleva a segregación espacial, rechazo a la cultura y a los valores ajenos; lo que se exacerba y aflora nítidamente cuando el grupo étnico o clase social que se considera superior percibe que sus privilegios están siendo tocados o mancillados.

Siendo así, de esta manera, los habitantes de los barrios pobres del país, de intenso protagonismo político en la actualidad, algo inusual hasta ahora, son catalogados abiertamente por algunos sectores de las clases media y alta como "chusma salvaje", "gente fea", que incita insconcientemente a un golpe de estado, una guerra civil, hasta un holocausto, porque hay que quitárselos de encima.

El temor que esta "gentuza primitiva" inspira a quienes sienten que su "espacio vital civilizado y de poder" ha sido invadido por "hordas salvajes", ha desatado como respuesta una violencia opositora feroz hacia esta "chusma", por parte de ciudadanos y ciudadanas que se consideran de primera, que se asumen como gente civilizada, culta, preparada, fina, decente, viajada, únicas aptas para diseñar el proyecto de país y conducir su destino. Decir que diversas acciones de estas personas es intolerancia, es simplismo; lo que están mostrando de manera muy abierta es el deseo de hacer desaparecer a la advenediza "chusma", para lo cual, cualquier método es viable.

Tal actitud y sentimiento obedece a la negación de que somos todos humanos y humanas, que pertenecemos a diferentes culturas, etnias, que provenimos de diversos pueblos. Permanece muy arraigado en el imaginario colectivo de Occidente, y la cultura de la clase dominante en nuestro país es su hija devota, que "salvaje" es todo aquel o aquello que está al margen de la "cultura" y la "civilización" del canon occidental. Lo que se distancia del mismo, es visto como desorden, anarquía, caos; por ello no se reconoce como válida otra forma de conciencia, actitud, forma de vida y de organización social como resultado de particulares condiciones históricas del país. Retrato hablado: la imagen de las "hordas salvajes" (afectos y afectas a Chávez) siendo aniquiladas por un eficaz destacamento militar en caso de que el golpe llegara a triunfar, idea de Carlos Fernández (Fedecámaras- español y golpista) deslizada de manera subrepticia en una declaración que hiciera este personaje ante la televisión, es una reproducción fiel del ideario del conquistador español de ayer, racista, xenófobo, prepotente, soberbio -aclaro que al decir esto no generalizo hacia los inmigrantes de la misma nacionalidad que viven en el país-- aliado hoy con intereses del capitalismo norteamericano para subastar a Venezuela y adueñarse de nuestra riqueza petrolera.

Felizmente, hoy, la victoria no está siendo para el golpista "civilizado". El "bárbaro" está logrando someterlo, porque es constitucionalista. Este fenómeno político está siendo visto como "disparate" histórico por estudiosos e ideólogos muy ilustrados de Venezuela. De allí su empeño en "corregirlo". Entre la población venezolana vista como "chusma salvaje" que se enfrenta actualmente a los golpistas de la oligarquía nacional y a sus acólitos, en donde impera la mitología del hombre blanco occidental como civilizador, que se ha arrogado la misión de transformar al "salvaje" en "civilizado", se encuentra la gente negra o mulata, muy abundante; en menor medida la indígena, porque prácticamente ha sido objeto de una política de exterminio numérico, abandonada a su suerte en sus bohíos y palafitos. Durante mucho tiempo "negro" y " negra" fue sinónimo de esclavo y esclava. La mano de obra barata en las plantaciones de los valles venezolanos (de ahí proviene la denominación Amos del Valle) en la economía colonial venezolana, era negra, a quienes se dominó y se le impuso el rigor no sólo de un brutal trabajo, sino también la lealtad, la docilidad y el servilismo. Después que la esclavitud es abolida, el negro y la negra fueron presentados como leales y fieles servidores con una amplia sonrisa complaciente y manteniendo una distancia respetuosa con su amo. La figura del negro y la negra como leales servidores ha sido reflejada por la literatura venezolana.

El Presidente Chávez, quien se asume públicamente como negro, con su actitud desafiante y de enfrentamiento ante la oligarquía descendiente de los amos del valle y sus afines emergentes, de manera implícita está transmitiendo el siguiente mensaje a sus seguidores y seguidoras: No se dejen dominar, fíjense que yo soy igual que ustedes, y no me dejo. Hecho inédito en la cultura política tradicional del país, que ocasiona un trastocamiento al "estatus quo", lo que a su vez viene a significar una fuerte ruptura con la visión estereotipada acerca del "negro" servicial y supeditado que se había mantenido vigente en la conciencia y vivencia de los descendientes de los amos del valle y sus afines.

Sucede igual para algunos sectores de la clase media venezolana, participantes de la contienda política actual, afectos y afectas también a la mitología del hombre blanco, y portadores de una permanente aspiración de ascenso social que les induce a tratar de asimilarse a las ideas y al estilo de vida de la clase propietaria del país, a ser sus seguidores, pues es con esta clase social con la que se identifican, porque sus iguales quisieran llegar a ser, algún día. Bueno, la llamada "chusma salvaje" está pasando, al fin, a ser parte de la historia política de este país, como protagonista de mucho vigor.

Una mala hora para la historia política venezolana, que se había sometido con beneplácito al "blanqueo".