Las víctimas del lavado de cerebro durante estos últimos cuatro años

José Del Grosso

Psicólogo clínico
Publicado: 10/02/03

Las cosas y las personas no son lo que deseamos que sean ni lo que aparentan ser; son lo que son. Epicteto (El arte de vivir)

El tema del lavado de cerebro ha pasado a ocupar un papel relevante en el ámbito venezolano, debido a que ello significa que, un gran número de personas ha sido víctima de la manipulación y el control mental y ello constituye una flagrante violación a nuestro derecho a la libertad de pensamiento y de acción, consagrado en la Constitución Bolivariana de Venezuela.

Para poder formarnos un juicio acerca de este tema y poder decir si nuestro derecho a la libertad de pensamiento y de acción ha sido violado o no, debemos comenzar por definir qué es lo que se quiere significar con la expresión “lavado de cerebro”.

¿Qué es el lavado del cerebro?

Por lavado de cerebro, control mental o conversión, como también es conocido este fenómeno, se refiere al conjunto de técnicas psicológicas coercitivas, aplicadas de manera sistemática, para que una persona modifique su personalidad y junto con ella cambie, sin su conocimiento, su manera de percibir, pensar, sentir y actuar, es decir, modifique sus actitudes, en una dirección específica: la del objetivo u objetivos que se propone o proponen aquel o aquellos quienes manipulan la o las técnicas psicológicas. Se trata, pues, de una tecnología de control encubierta, que actúa sobre la capacidad de percibir, razonar y responder.

Usualmente, los objetivos que se pretenden alcanzar a través del lavado del cerebro están vinculados a obtener algún tipo de ganancia y/o ventaja de tipo económico, político o religioso.

¿Han estado usando los terroristas la tecnología de control mental?

La respuesta es afirmativa. Por favor, busque el artículo “Medios de comunicación, laboratorios, mensajes y realidades: ¿Cómo lograr que un ciudadano pacífico desee que un barco estalle, que se produzca un derrame petrolero, o que determinados personajes mueran?” escrito por “Psicólogo por la paz”, que aparece por Internet en la página web: clasemediaenpositivozulia.org, del día el 03/01/2003. Lo que allí analiza y describe su autor, y que puede ser reafirmado por investigaciones similares, claramente nos indica que, en particular, los medios de comunicación venezolanos privados, especialmente, RCTV, Globovisión, Venevisión y Televen, efectivamente sí han estado utilizando técnicas psicológicas coercitivas durante sus programaciones de una manera sistemática y deliberada.

¿Qué califica de coercitivas a dichas técnicas psicológicas?

La palabra coerción puede ser definida como constreñir o refrenar por la fuerza. En el caso del lavado de cerebro o conversión a través de los medios de comunicación, claramente no se trata del uso de la fuerza física, sino de algo mucho más sutil, como lo es el uso de técnicas psicológicas para influir sin el consentimiento de la persona afectada sobre su personalidad.

Para doblegar la voluntad de la víctima e inducirla a hacer algo concreto se procede mediante aproximaciones sucesivas o pasos graduales. En primer lugar, se utilizan estrategias para refrenar o inhibir el libre uso de su capacidad de razonamiento, evaluación y crítica, es decir, se inhibe su forma normal de percibir, razonar y sentir. Para ello, se ponen en duda su percepción de la realidad, su capacidad para apreciarla y evaluarla, sus conceptos e incluso sus relaciones interpersonales y, simultáneamente, poco a poco, se va introduciendo una realidad distinta en el individuo, la cual es calificada de “la verdadera”, es decir, de la única verdad. Esta forma de percibir y pensar la realidad se caracteriza por ser selectiva y simplista. La única información válida y confiable y que debe ser admitida es la que transmiten los victimarios y la única forma de apreciarla y valorarla es la que ellos sugieren al inconsciente. Se les hace ver a las víctimas que deben tener cuidado con las personas que no piensan como ellos y se les hace ver que la contrainformación es engañosa, distorsionada y que tiene por objetivo manipularlas (véase artículo de Psicólogo por la Paz antes mencionado). Cualquier intento racional de confrontar el punto de vista impuesto a la víctima es percibido como una agresión, razón por la que puede observarse que, al intentar hacer esto, la víctima se pone iracunda e, incluso, puede agredir físicamente.

Una vez que la víctima ha alcanzado la fase en que ella reconoce “lo equivocado de su percepción e ideas anteriores y ha adoptado las creencias, modo de percibir y razonar de sus victimarios, estos últimos proceden a incitarlo a actuar de una cierta manera. Tanto la inhibición de la forma habitual de la víctima de percibir, razonar y sentir, como la aceptación de la nueva realidad y el comportarse de cierto modo, es reforzado por el hecho de que al salir a la calle, encuentra a otras víctimas que “confirman” que la nueva forma de percibir, razonar y actuar es la única válida. Incluso, las mejores intenciones del gobierno, o de cualquiera de sus partidarios, al ser filtradas por el tamiz de la nueva manera de percibir, pensar y sentir, son vistas como amenazantes y generan el despliegue de una serie de actividades individuales y colectivas de defensa, como lo ha sido, por ejemplo, la toma de la Plaza de Altamira en Caracas, el Paro Cívico y las medidas adoptadas (barricadas, ollas de aceite caliente…) para el 23 de Enero de este año, porque supuestamente los chavistas iban a arrasarlos.

¿Cuáles han sido los objetivos del lavado de cerebro?

De forma general, el objetivo principal del uso de lavado de cerebro dirigido a la población venezolana, ha sido modificar, de manera encubierta, la personalidad del mayor número posible de personas, para así contar con un grupo numeroso de individuos, que no sólo comparta la misma ideología de la oligarquía, sino que, además, se convierta en una masa de seguidores incondicionales dispuestos a todo, que los defienda personalmente, impidiendo y dificultando la aplicación de cualquier acción legal contra ellos y que, al mismo tiempo, defendieran los intereses de los terroristas como si fuesen propios.

El fin último es tratar de sacar a Chávez del poder y así, buscar la manera de volver a las mismas condiciones políticas y económicas del país, las cuales le permitían a la oligarquía manejar al país como si ellos fuesen sus dueños.

¿Quiénes son más propensos a ser víctimas de un lavado de cerebro?

En general, todos los seres humanos somos propensos a ser influenciados y a modificar nuestra manera de percibir, pensar, sentir y actuar.

De hecho, constantemente sufrimos la influencia del ambiente y de las personas más cercanas a nosotros y modificamos nuestra personalidad de forma permanente (la personalidad es dinámica). Sin embargo, cuando, por ejemplo, un amigo o nuestra pareja intenta influenciarnos, tenemos la posibilidad de defendernos, dado que nos hace la petición de manera explícita y, a pesar de las presiones, aún podemos decidir si cambiar o no. Con el lavado de cerebro esta posibilidad se ve reducida, debido a que se busca expresamente la manera de inhibir el patrón usual de percepción y razonamiento de la potencial víctima a través de estrategias psicológicas sutiles.

Concretamente, en relación al lavado de cerebro, hay que tener en cuenta, que no todas las estrategias tienen en sí el mismo nivel de efectividad y que, además, pueden surtir efectos diversos aparte de los esperados, ya que en el caso venezolano, al haber sido hecho gran parte del trabajo de conversión a través de los medios de comunicación estos llegaron a distintos contextos sociales y pudieron asumir diversas interpretaciones. En cambio, se puede asumir una mayor efectividad y homogeneidad de los resultados en la aplicación de estas técnicas, en las reuniones de La Coordinadora Democrática.

Las variables individuales también cuentan mucho a la hora de evaluar quienes son susceptibles a un lavado de cerebro. Una persona consciente, con alta autoestima, independiente, autónoma en su manera de pensar y con criterios propios; que antes de emitir una opinión trata de contrastar lo que le dicen con la realidad; y, además, busca la mayor cantidad de información posible, es muy difícil que sea propensa a ser víctima del control mental. Mientras que aquellas personas inseguras de sí mismas, sugestionables, nerviosas, inestables emocionalmente, dependientes de otras personas, que buscan siempre la aprobación y aceptación de los demás, que pueden encontrarse en el grupo de los resentidos sociales, frustrados y oportunistas, son más susceptibles de una “conversión”.

En este sentido, podemos afirmar que los niños son los más propensos a ser víctimas de un lavado de cerebro, pues son dependientes, inseguros, necesitan de la aceptación y aprobación de los adultos, son sugestionables y no cuentan con una consciencia, un “aparato defensivo” y criterios de evaluación de la realidad como un adulto.

Un niño sometido a la influencia de la TV de manera sostenida y que, además, en su casa tiene el ejemplo y modelo de unos adultos que han sido víctimas del lavado de cerebro, termina por estar convencido de que las cosas son como dice la TV. De allí, que hayamos sido testigos, bien a través de imágenes televisivas o en persona, de niños, que de manera colérica, expresan que “odian a Chávez y a sus seguidores”. Lo peor de esta situación es que todo esto va a quedar registrado en su inconsciente y, como decía Freud, y lo han dicho otra serie de especialistas de la salud mental, por el hecho de que todos esos mensajes de odio estén en el inconsciente, ello no significa que, bien sea en un futuro cercano o lejano, no vayan a impulsar al individuo a actuar en consecuencia.

La pregunta obligada es ¿Cómo van a hacer esos niños para convivir con otros niños y adultos de la comunidad, que disientan de lo que han incorporado inconscientemente, pues en la sociedad siempre van a existir individuos que no estén de acuerdo ni con su odio ni con sus ideas? Además, hay que preguntarse si no crecerán, alentados por el odio, y con la idea fija de destruir en el futuro todo lo que construya la re-evolución, para volver así a ese estado paradisíaco que ha pintado la oligarquía.

Después de los niños, podríamos decir, que las personas más influenciables son aquellas que no están habituadas a ser conscientes de sí mismos, es decir, ni de su manera de pensar ni de su modo de proceder, especialmente, si son corruptas y de alguna manera perciben que sus intereses pueden verse afectados. Aquí no importa cuál es el nivel de educación alcanzado. Vemos así, a profesores universitarios y supuestos intelectuales, quienes han sido víctimas del lavado de cerebro y que con mucha violencia se muestran en desacuerdo con Chávez porque es de color, porque tiene una verruga o por cualquier otra nimiedad, chisme o rumor y exigen que salga de la presidencia.

Toda persona sometida a la confusión y que sólo cuenta con una misma clase de fuente de información, en este caso, casi exclusivamente, con la proporcionada por los medios de comunicación privados pertenecientes a la cúpula de los terroristas, es propensa al lavado de cerebro.

Los seres humanos tenemos poca tolerancia a la confusión, pues entre otras cosas, nos crea tensión, un vacío interior, incertidumbre y ansiedad intolerables, de modo que la víctima termina prefiriendo acomodar su personalidad a las nuevas exigencias en vista de que no halla información alternativa que le ayude a liberarse de la tensión.

Los incautos, digamos la gente distraída, que presta poca atención a lo que sucede en su entorno, como decimos en criollo: “que vive en la Luna y no sabe lo que está pasando”, también son muy propensos a los efectos del control mental, particularmente, porque estas son personas que necesitan que ocurra algo “fuerte” en su entorno para que “aterricen”.

Recuerde que la aplicación de las técnicas de lavado de cerebro es realizada de una manera gradual y sutil. Los terroristas de la oposición no comenzaron su trabajo sobre la mente de sus víctimas arengándolas a que destruyeran el país. Esta carta sólo apareció al final. Así, una vez que Chávez comenzó sus actividades presidenciales, poco a poco los medios de comunicación iniciaron una crítica que podría considerarse suave. Lo mismo se fue haciendo a nivel de reclutamiento y de participación en las asambleas de La Coordinadora. Asambleas que también se prestaron para detectar a quiénes se podían descartar y quiénes eran potenciales aliados incondicionales.

La oligarquía y los politiqueros de este país daban la impresión de estar llevando a cabo una oposición pacífica o, al menos, en los mismos términos que fueron opuestos gobiernos anteriores. Como mostraron ser “pacíficos” y “buenos” no despertaron la atención de los incautos, quienes comenzaron a creer en sus profecías: como Chávez es un dictador, van a ver cómo se da un autogolpe para quedarse instalado en el poder de por vida. Verán cómo después del autogolpe, como es amigo de Fidel, Venezuela se va a convertir en una Cuba cualquiera y van a ver cómo les quitan sus propiedades y cómo va a interferir en sus negocios…”

De esta manera la cúpula de la oposición conspiradora y sus subalternos más próximos, no dieron desde un principio signos de una violencia física “notable”, sino que pasaron por ser: “buenos consejeros”, “ser los únicos que sabían lo que hacían” y “ser defensores de los derechos humanos”.

Un hecho interesante acerca del lavado de cerebro o “conversión”, es que, usualmente las víctimas de la conversión jamás llegan a darse cuenta de haber sido víctimas del lavado del cerebro. Estas personas están convencidas de que los que cambios ocurridos en su personalidad han sido el producto de su propia voluntad, de su experiencia con la realidad y sus propios razonamientos. Más aún, aunque resulte increíble, aquellos “quienes han sido víctimas del lavado de cerebro, generalmente, defienden apasionadamente a sus manipuladores”, Dick Sutphen (The battle for your mind).

Respecto a la defensa que hacen las víctimas de sus manipuladores, Sutphen nos dice, que en el caso de los grupos religiosos, las víctimas llegan, incluso, a sostener que a ellos simplemente “les han mostrado la luz” o “han sido transformados de una manera milagrosa”.

En nuestro país podemos apreciar algo similar. Yo diría que la gran mayoría de aquellos que han sido víctimas del lavado de cerebro por parte de los dueños y de quienes dirigen los medios de comunicación venezolanos privados, jamás se han dado cuenta de ello. Peor aún, sus víctimas, como hemos podido apreciar desde que comenzó la gran campaña terrorista contra este gobierno, han defendido continuamente tantos a los integrantes de la cúpula terrorista, como a sus medios de comunicación. Para las víctimas, sus victimarios dejaron de ser seres humanos iguales a ellos para convertirse en una suerte de gurúes, salvadores o mesías.

Con gran exaltación por parte por parte de las víctimas, pudimos apreciar, por ejemplo, cómo defendían frenéticamente todo cuanto implican los medios de comunicación social, personal e infraestructura, justificando cualquier acción bajo el argumento del “derecho a la libertad de expresión y de prensa”, mientras que por otra parte, agredían clara y evidentemente al personal de VTV o destruían sus equipos.

¿Cómo saber si se ha sido víctima del control mental propiciado por la cúpula de la oligarquía?

Lo primero que hay que tener en cuenta es cuán efectivas han sido las técnicas psicológicas empleadas sobre las víctimas, es decir, ¿cuánto ha sido el daño psicológico?

Mientras mayor haya sido su efectividad, menores son las posibilidades de que las víctimas puedan tomar consciencia por sí mismas del daño que les ha sido causado, en tanto que, por el contrario, mientras menor haya sido su efecto, mayor es la factibilidad de que la persona, por sí misma, tome consciencia de ello y esté dispuesta, al menos, a intentar volver a ser la persona que era antes.

Las víctimas suelen pasar desapercibidas y actuar “normalmente” mientras no se les toque el tema de la política. Es en ese momento en que se pueden apreciar todos o algunos de los siguientes comportamientos: sus respuestas son automáticas. Dan la impresión de ser como zombis, pues mientras hablan, sus ojos desorbitados, brillan y casi no parpadean. No utilizan argumentos de peso para mostrar sus desacuerdos con el gobierno y lo mismo vale para los argumentos que emplean para defender a su grupo. Hay una completa disociación con la realidad. A pesar de las evidencias, no las aceptan como tales, sino como una prueba más de la deshonestidad del gobierno y de sus seguidores. Su convicción no es racional sino emotiva. No hay modo de hacerlos entrar en razón. Evitan el diálogo y este es sustituido, generalmente, por la agresión o la descalificación de su interlocutor y del gobierno. Son susceptibles y fácilmente irascibles. Son personas que prefieren estar en compañía de aquellos que piensan como ellas y evitan el contacto con aquellas personas que pudieran hacerles poner en duda su manera de percibir, pensar y sentir. De allí, que apreciemos el fenómeno, nunca antes visto en términos de diferencias de opinión política, de víctimas que prefieran renunciar a sus hijos y a su pareja, romper relaciones con familiares cercanos y amigos y hasta renunciar al trabajo, que “estar al lado de un chavista”.

¿Es posible contar con que las víctimas del lavado de cerebro denuncien e inicien procesos legales contra sus victimarios?

Es difícil responder a esta pregunta con precisión, particularmente, porque no contamos con antecedentes en Venezuela. Sin embargo, es de esperar que por la psicología del venezolano ocurra algo similar a lo que ha pasado con las mujeres que han sido víctimas de violaciones o víctimas de violencia física por parte de sus maridos.

A las personas no les agrada reconocer que son influenciables. La persona promedio suele afirmar que sus opiniones, valores e ideas son propias. Imagine si a la gente le cuesta trabajo reconocer que a la hora de escoger un producto, lo hace siguiendo la influencia de las propagandas, ¿qué podemos esperar acerca de que admitan haber sido víctimas de un lavado de cerebro?

Recuerde además las características del lavado de cerebro. Entre ellas, la sutilidad con que son aplicadas las técnicas psicológicas y el que las víctimas suelen llegar a la conclusión de haberse unido al grupo conspirador voluntariamente, grupo al cual no ven como propiamente conspirador, sino como iluminador, defensor y liberador.

En cuanto a los victimarios, ¿es posible que reconozcan su responsabilidad?

Recuerde que no es fácil admitir que uno realizó acciones terroristas. La Coordinadora Democrática, menos aún admitirá que es la responsable de haber causado tanto daño material, físico y moral a otras personas, ¿Cómo admitir que se sembró un odio terrible en los niños o que estos se quedaron sin escuela y sin Navidad? En términos de responsabilidad, como se ha venido apreciando en las dos últimas semanas, los responsables principales, no van a decir otra cosa que no sea que, quienes se sumaron al Paro Cínico lo hicieron por su propia voluntad y que ellos no tienen nada que ver ni con muertos, ni con niños traumatizados, ni con desempleados, ni con el aumento de la pobreza en el país: “Nosotros sólo defendíamos a los venezolanos y a sus intereses” “Nosotros somos ciudadanos correctos y honestos”.