La CIA y el golpe en Venezuela

William Blum
14 de abril de 2002

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

¿Cómo sabemos que la CIA fue la eminencia detrás del golpe que derrocó a Hugo Chávez? De la misma manera como sabemos que el sol sale todos los días. Es lo que ha hecho siempre y no hay razón para pensar que mañana por la mañana vaya a ser diferente. Consideremos los crímenes de Chávez:

Condenó los ataques de EE.UU. contra Afganistán como "combatiendo el terrorismo con terrorismo," exigió que se terminara con "la matanza de inocentes," levantando fotografías de niños matados en los bombardeos estadounidenses, dijo que sus muertes "no tenían justificación, igual como los ataques en Nueva York tampoco la tenían". En respuesta, la administración Bush retiró temporalmente su embajador.

Se mostró muy amistoso hace Fidel Castro y vendió petróleo a Cuba a precios reducidos.

Su Ministro de Defensa pidió a la misión militar permanente de EE.UU. en Venezuela que desocupara sus oficinas en el cuartel general militar en Caracas, diciendo que su presencia era un anacronismo heredado de la guerra fría.

No cooperó en todo lo que deseaba Washington en la guerra de EE.UU. contra las guerrillas colombianas.

Negó acceso al espacio aéreo de Venezuela para los vuelos contra la droga de EE.UU.

Rehusó suministrar a las agencias de inteligencia de EE.UU. informaciones sobre la vasta comunidad árabe de Venezuela.

Puso en duda la santidad de la globalización.

Impulsó un bloque regional de libre comercio y la unificación de las operaciones petroleras latinoamericanas como una manera de liberarse de la dominación económica de EE.UU.

Visitó a Sadam Hussein en Irak y a Moammar Gaddafy en Libia.

Y más acciones del mismo estilo a las que la aristocracia de Washington no está acostumbrada entre sus sirvientes.

Estados Unidos se ha esforzado por derrocar a numerosos gobiernos por mucho menos. El Washington Post informó desde Venezuela el 13 de abril: "Miembros de la diversa oposición del país han estado visitando la Embajada de EE.UU. local en las últimas semanas, esperando obtener ayuda de EE.UU. para derrocar a Chávez. Los visitantes incluían a miembros activos y retirados del ejército, dirigentes de los medios de comunicación y políticos de la oposición.

"La oposición ha estado viniendo con una variedad de '¿qué pasaría si?", dijo un funcionario de EE.UU. conocedor del asunto. "¿Qué pasaría si sucediera esto? ¿Qué pasaría si sucediera aquello? ¿Y si ustedes lo tomaran y lo miraran de reojo? A todas las alternativas respondimos que no. Sabemos lo que es un golpe, y no lo apoyaremos."

Muy bien. No apoyarían un golpe. ¿Y qué pasa si ocurre un golpe que sí que lo quieren apoyar? Es muy simple. No lo llaman un golpe. Lo llaman un "cambio de gobierno" y dicen que Chávez fue destituido "como resultado del mensaje del pueblo venezolano". Fue una verdadera acción democrática de base.

También llevaron a legisladores de la oposición a Washington en los últimos meses, incluyendo por lo menos a una delegación auspiciada por el Instituto Internacional Republicano, parte integral de la Fundación Nacional por la Democracia, utilizada desde hace tiempo por la CIA para sus operaciones clandestinas en el exterior.

El derrocamiento de un hombre como Hugo Chávez, culpable de tantas transgresiones, era un deber tan "natural" para la CIA que la única razón por la que podría no haber estado íntimamente implicada en la operación sería que la Agencia hubiera sido secretamente desmantelada.

William Blum es autor de "Asesinando la esperanza: Intervenciones militares de EE.UU. y de la CIA desde la II Guerra Mundial" y "Estado canalla: una guía a la única superpotencia del mundo". La dirección de Blum es: Bblum6@aol.com