Tomado de: noticias.eluniversal.com

THE ECONOMIST
Caracas, sábado 04 de septiembre, 2004
Nacional y Política

Para la representante del Centro Carter la oposición desplegó una campaña sin brillo ¿Qué ocurrió en Venezuela durante el revocatorio?
Jennifer McCoy brinda su testimonio sobre el controvertido referendo

Los opositores del mandatario Hugo Chávez afirman que un fraude frustró su reciente intento de destituirlo de la Presidencia en un referendo. El CNE declaró que Chávez ganó la consulta 59% a 41%. ¿Cómo podemos evaluar estas aseveraciones contradictorias? Las sospechas de la oposición se basan en tres elementos. Primero, una encuesta a boca de urna de Penn, Shoen and Berland Associates (PSB), una firma estadounidense de encuestas, y conducida por voluntarios de Súmate mostró que la oposición ganó por 18 puntos. Segundo, se observó un patrón de mesas de votación en las que varias máquinas arrojaron un resultado idéntico, lo cual lucía como un "tope" preprogramado para los votos de la opositores. Tercero, en algunos lugares los votos del Sí fueron inferiores al número de firmas recolectadas para solicitar el referendo.

Yo estaba en el país dirigiendo las actividades de observación electoral del Centro Carter. Me preocupé cuando escuché de los dos bandos que sus encuestas a boca de urna mostraban que ganaban por 18 puntos. En mi experiencia, las encuestas a boca de urna con resultados contradictorios son algo normal. Pero me inquietaba las dimensiones de la discrepancia (36 puntos), por saber que ambas partes de este país polarizado esperaban ganar. Muchos en Venezuela y EEUU han cuestionado los resultados del referendo, así como la capacidad de los observadores de la OEA y el Centro Carter (CC) de detectar un fraude. Otros han planteado la preocupación de un fraude electrónico en las elecciones presidenciales de EEUU, citando la experiencia venezolana con las nuevas máquinas de pantalla sensible al tacto.

Antes de la votación, el CNE trató de limitar el número de observadores, además del acceso a los sitios de votación y a algunos aspectos técnicos. Esto generó sospechas entre los venezolanos. CC exhortó al CNE a suspender estas restricciones, cosa que realizó en gran medida. Al final, recibimos la autorización para todos los observadores que solicitamos, el acceso a muchos de los componentes técnicos que habíamos pedido y libertad de movimiento el día de las elecciones. Tanto OEA como CC habían sido mediadores en Venezuela durante dos años y ya habían observado la recolección de firmas y el proceso de los reparos. Observamos todos los simulacros previos con las máquinas de votación.

Planificamos tres pruebas del sistema de votación. En primer lugar, con la OEA realizamos un "conteo rápido" en el cual nuestros observadores, en una muestra aleatoria, llevaron los resultados a las oficinas de la misión. Segundo, seleccionamos una muestra más grande de los resultados recibidos electrónicamente en la sede del CNE, a fin de comprobar la tabulación de las computadoras del CNE. Estas pruebas confirmaron que no hubo manipulación.

En estas pruebas falta lo que ocurrió dentro de la caja negra de las máquinas de votación. Por fortuna, las máquinas estaban programadas para imprimir un comprobante en papel. Habíamos exhortado a que se realizara una "auditoría en caliente", es decir, un conteo inmediato de los votos en papel. A último minuto, el CNE aprobó una auditoría de 1% de las máquinas. Pero esto se llevó a cabo sólo a medias debido a la elevada asistencia de votantes, el cierre de las urnas a altas horas de la noche (algunas incluso a las 3 am) y las deficientes instrucciones dadas a los auditores del CNE. Sólo pudimos observar unas pocas de estas auditorías, dado que teníamos que estar presentes en otras mesas para nuestro conteo rápido.

Por lo tanto, propusimos al CNE una segunda auditoría, tres días después de las elecciones, para verificar los comprobantes de papel. Acordamos una metodología con los asesores técnicos de la oposición, pero sus líderes decidieron no participar. Probamos y verificamos el programa de computación del CNE para seleccionar una nueva muestra de 150 mesas, que comprendían 334 máquinas de votación, y observamos la selección. Colocamos observadores en las principales guarniciones, antes de que se realizara la selección, para evitar manipulación de las cajas. Los observadores acompañaron las cajas y vigilaron un conteo en el cual cada papeleta fue comparada con el resultado.

La única forma en que las cajas han podido ser alteradas habría sido que los militares, que históricamente han sido los guardianes del material electoral en Venezuela, hubieran reprogramado 19.200 máquinas de votación para que imprimieran nuevos comprobantes de papel con la fecha, hora y código de serie correctos, además de imprimirlos en el número adecuado de votos por el Sí y el No para que coincidiera con los resultados electrónicos y reintroducirlos en las cajas sin que nadie revelara el fraude. Consideramos que esto es muy improbable.

Esta segunda auditoría mostró que las máquinas eran muy precisas. Encontramos una variación de 0,1% entre los comprobantes de papel y los resultados. Esta variación se podría explicar por el hecho de que los votantes depositaran las papeletas en la caja equivocada. Otra evidencia que corroboraba lo anterior fue el resultado del 15% de las mesas de votación que usaron el voto manual. Estas mesas (ubicadas en áreas rurales sin teléfono) eran incluso más favorables para el Presidente al arrojar una relación de 70 a 30 contra la revocación.

Si las máquinas eran precisas, ¿cómo explicamos los tres factores de sospecha de la oposición? Primero, los misteriosos resultados "topes" de las máquinas. Encontramos que 402 de las 8.100 mesas (cada una con una, dos o tres máquinas) tenían dos o tres máquinas con el mismo resultado para los votos por el Sí; y 311 mesas con el mismo número de votos por el No. Así que el fenómeno afectó a ambas partes. Consultamos con Jonathan Taylor, experto en estadística de la Universidad de Stanford. Usando modelos matemáticos, predijo que 379 mesas tendrían empates (de dos o tres máquinas) en los votos por el Sí, y 366 mesas tendrían empates para el No. El rango de error sería más o menos 36 mesas. Por lo que los resultados correspondían con las probabilidades y no constituían pruebas de un fraude.

La segunda rareza era la encuesta a boca de urna de la oposición. En países tan polarizados como Venezuela, este tipo de sondeo es arriesgado. Requiere que quienes lo conduzcan eviten parcializaciones al escoger a los entrevistados (...). También necesitan que los votantes digan la verdad _pese a la intimidación y la presión en ambos bandos. Cualquiera de estos elementos ha podido estar ausente.

Enigmas y explicaciones

El tercer enigma eran lugares con menos votos por el Sí que firmas para solicitar el revocatorio. La evidencia sugiere que algunas personas que se esperaba que votaran a favor del Sí en realidad votaron por el No. En general, el número de quienes votaron (casi 4 millones) a favor de la revocatoria fue mayor que el de quienes firmaron (3,4 millones) en noviembre pasado. Pero algunos de los firmantes quizás apoyaban el revocatorio como un derecho democrático, aunque ellos mismos no quisieran la salida del Presidente. Algunos han podido cambiar de idea desde noviembre. Y otros quizás decidieron que era más probable la paz con el chavismo en el gobierno que en la oposición.

Otros dos factores ayudan a explicar el resultado. Primero, encuestas respetadas mostraron que Chávez subió en los meses anteriores a la votación; tres semanas antes tenía una ventaja de 9 puntos entre posibles electores. Líderes de la oposición y encuestadoras me dijeron con antelación que se esperaba que una alta asistencia favorecería a Chávez.

El segundo factor (que ayuda a explicar el primero) fue que retrasos en la recolección y reparación de firmas dieron tiempo para que la economía se recuperara de la devastadora huelga del año anterior. Chávez realizó una incesante campaña y gastó grandes sumas, procedentes de ingresos petroleros récord, en programas sociales para los pobres. El Gobierno también nacionalizó a inmigrantes que llevaban largo tiempo esperando y registró hasta unos dos millones de nuevos votantes. En cambio, la oposición desplegó una campaña sin brillo (...)

En conclusión, el voto en sí mismo fue secreto y libre, pero la falta de apertura del CNE, cambios a última hora y divisiones disminuyeron la confianza pública en esa institución vital tanto antes como después de la votación. La retórica divisiva y las tácticas de intimidación de los chavistas, aunadas a las denuncias de fraude, aún sin corroborar, de la oposición, han exacerbado el cinismo de los venezolanos hacia las elecciones.

Versión de su original en inglés. Traducción José Peralta

Nota ABRILONCE: más información en www.cartercenter.org




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