El Golpe de Abril

Tobías Nóbrega Soares

(tobiasnobrega@cantv.net)
Quinto día.
19 de abril. Perfiles económicos

Tendría que ser de otro planeta para estar opinando sobre la economía en estos días. Así que con la misma licencia que se toman los políticos para tratar temas económicos, y a riesgo de equivocarme como ellos también lo hacen, vamos a opinar sobre los trágicos hechos políticos del 11 al 13 de abril. Creo que es un deber de todos los que habitamos en este país, el luto que embarga a decenas de familias así lo exige, así como exige ante todo poner en marcha una investigación transparente que establezca la verdad de los hechos y las responsabilidades consecuentes, tal como se planteo desde la madrugada de domingo 14 por VTV.

Con el pasar de los días se va despejando que el 11-4 hubo enfrentamientos armados entre partidarios del Gobierno y grupos radicales pro golpistas de la oposición, donde es muy clara la acción de organismos policiales y parapoliciales de ambos bandos, que dejaron como saldo compartido víctimas, en su gran mayoría civiles inocentes. Lo ocurrido después, un Golpe de Estado y la suspensión de los poderes públicos, pone al descubierto una trama obscura de conspiraciones y complicidades por parte de medios de comunicación, empresarios, partidos políticos, diputados, periodistas, cómicos de TV, dirigentes sindicales, escritorios jurídicos, políticos con protopartidos y ONG´s unipersonales que se apropian el nombre de la sociedad civil, embajadores y hasta representantes de la Iglesia Católica, amalgamados por intereses muy concretos y poco nobles. Ese no fue un golpe por la Libertad y la Democracia, fue un intento de asaltar el poder por parte de una elite ilustrada con doble discurso, que había venido actuando de forma planificada para aniquilar a sus adversarios y repartirse los centros de toma de decisiones y hasta los activos públicos. La toma "empresarial" de la cadena radial YVKE Mundial y las inmediatas exhortaciones que hizo un editor para la rápida venta de VTV (episodios poco comentados), son apenas un pequeño ejemplo al respecto.

Intolerancia y Polarización: Una responsabilidad compartida.

Haber llegado a estos extremos sólo es producto de la radical polarización de la política y de la profunda intolerancia que se ha cultivado entre los dirigentes políticos del país, y que a pesar de haberse filtrado a importantes sectores de la población, es un antagonismo que está muy lejos de representar la visión y los deseos de la mayoría. En esa polarización y en esa intolerancia generalizada han sido responsables, en primer lugar el Presidente de la República y el MVR, pero también y muy cerca los medios de comunicación y los sectores de oposición, algunos de los cuales todavía están dedicados a la predica del odio. Una polarización que ha tocado a todos los sectores, desde el militar hasta la Iglesia, pasando por la prensa, los partidos, las encuestadoras, los grupos profesionales, PDVSA y las policías. Una secuencia de fracturas múltiples que llega hasta los propios hogares.

En estos años se fue configurando la percepción de que el centro político había desaparecido, que no había otra opción que ser Chavecista o AntiChávez, el maniqueísmo llevado a su máxima expresión: el Bien y el Mal, la clase pensante y el soberano, los "escuálidos" y los "recoge latas" de Chávez. Cualquier crítica a las políticas del Gobierno se descalificaba porque venía del "enemigo" neoliberal, cualquier reconocimiento a méritos del Gobierno, así fueran puntuales, se descalificaba porque "debe estar buscando un cargo". Un dialogo entre sordos gritones y agresivos. Que existen razones estructurales, económicas y sociales, para que la sociedad esté polarizada, no hay duda. Pero el clima político no tiene que ser un reflejo de la distribución del ingreso, para eso se invento un sistema llamado Democracia que es algo más que realizar elecciones y convocar a referéndum, que por encima de todo debe ser el mecanismo para procesar las diferencias y darle espacios a quienes tiene visiones e intereses contrapuestos.

El Lado Oscuro: La Ultraizquierda y la Ultraderecha

Con estupefacción los ciudadanos han visto la acción de grupos de civiles armados, a favor y en contra del Gobierno, atentados a diputados, persecuciones políticas, agresiones contra reporteros y periodistas. Para quienes han tenido alguna experiencia en el movimiento estudiantil no es un dato desconocido que en Venezuela siempre ha existido sectores radicales de izquierda y de derecha, los clásicos saboteadores e infiltrados de las marchas, las brigadas de choque partidista, los encapuchados y promotores de las teorías sobre la violencia. Al parecer obviaron ese dato quienes organizaron y promovieron la fenomenal manifestación del día 11. Una protesta básicamente de sectores medios de la sociedad, donde se mezclaban motivos válidos y reivindicaciones legitimas, junto con la pretensión conspiradora de un grupo de dar el paso final en la estrategia de derribar al Gobierno.

Que aquel dato de los ultras lo hayan obviado dirigentes novatos que ni siquiera han tenido la experiencia política de un liceo público, puede entenderse como una irresponsabilidad derivada de la ignorancia. Que lo hayan obviado políticos avezados y zamarros es una muestra de cinismo y falta de escrúpulos. El problema no es si la oposición puede o no manifestarse ante Miraflores, el problema es que a la gente no se la debe usar como carne de cañón. Al margen de las explicaciones que tienen que dar varios políticos, entre ellos alcaldes, que encabezaron una manifestación sin permiso al centro de Caracas, esta un hecho que ahora martilla a los que marcharon ese día: muchos de los dirigentes de la oposición sabían los riesgos que corría esa gran masa de personas y no hicieron nada para evitarlo. Todavía ninguno ha pedido perdón, ni ha asumido su cuota de responsabilidad.

Pero si el dato de la ultraizquierda tradicional es de antaño, el dato nuevo que sale de estos diabólicos acontecimientos es la revelación de una nueva ultraderecha "baby face", ilustrada, con mensaje "moderno" y con buenos modales. La calidad humana de alguna gente "pensante" se puso a prueba con el fugaz gobierno de facto. Las detenciones ilegales, los atropellos, allanamientos y persecuciones, la rauda conversión de policías municipales y regionales en policías políticas, la conversión de jefes civiles en esbirros políticos allanando juntas parroquiales y cazando a sus miembros, como ocurrió en el Oeste de Caracas, constituyen una gruesa antología de la infamia que bien mide lo que aquí ha podido ocurrir de haberse consolidado el golpe de Estado.

Esa ultraderecha ilustrada, que todavía sigue justificando sus errores de manera infantil e irresponsable, tratando de reanimar la llama del odio y la vulneración de la Constitución, demostró que su discurso sobre los derechos humanos, las garantías constitucionales, la división de poderes, etc., no es más que eso, un discurso. Es increíble que todavía insistan en fórmulas que implican un salto al vacío, como la renuncia de la Asamblea Nacional y la convocatoria ya a elecciones, tratando ahora de hacer pasar como una propuesta democrática, lo que pretendieron consumar de facto. Es ridículo que aún se lean justificaciones pueriles sobre las verdaderas intenciones del golpe, amparadas en la tesis del despotismo benevolente.

La Hora del Dialogo: Todos estamos débiles

Aquí no hay ganadores, todos los sectores han salido debilitados de esta refriega, en primer lugar el propio Gobierno, por la larga cadena de errores cometidos. Hasta la administración Bush ha salido rasguñada por su errática posición, la "democracia verdadera" del Sr.Shapiro no pudo tener contraste más paradójico, ni que decir del ridículo del FMI con el Sr. Dawson. En estos días se le han visto las costuras a todos, opositores y oficialistas. Desde curtidos empresarios y políticos firmando documentos sin leerlos previamente, pasando por la solidaridad automática y la infidelidad instantánea, hasta la parcialización y el conflicto de intereses en Amnistía Internacional. El que no reconozca su debilidad, y crea que sólo Chávez quedó gravemente herido, definitivamente no se ha enterado de lo que pasó.

Pero esa debilidad general puede ser el piso necesario para fortalecer el dialogo e iniciar la reconstrucción del tejido político y social. En este momento de fatiga de la confrontación, cuando todavía existe el riesgo del terrorismo de grupos intransigentes, es el momento para retomar la confianza, más allá de las palabras, teniendo a la Constitución como marco para el dialogo. Que hay dudas, escepticismo, suspicacias, inercia del conflicto, seguro que es así, todos las tenemos. Pero muchos de los que dudan sobre las posibilidades del dialogo también están cuestionados en su credibilidad. Es la hora de dar un paso adelante.