Manifiesto a los profesionales e intelectuales venezolanos

Grupo 13 de abril

24 de septiembre de 2002

POR UNA POLÍTICA REVOLUCIONARIA CONTRA EL GOLPISMO FASCISTA

La sociedad mundial está en crisis. Todos los datos e indicadores confirman una realidad indiscutible. Tanto los ricos como aquellos que padecen penurias de todo tipo, coinciden en la existencia de grandes y graves problemas: cada vez aumentan más no sólo el hambre y las enfermedades, sino que también es cada vez mayor la brecha entre los ricos - personas o estados - y los que nada tienen.

En la descripción de las calamidades no hay discrepancias pero estas aparecen cuando llega el momento de diagnosticar e instrumentar soluciones.

Los que tienen las riquezas y el poder, los gobernantes de los países centrales y los organismos financieros multilaterales, imponen políticas económicas que sólo a ellos benefician culpando a los pobres por su ineficiencia y corrupción y desconociendo que estas son características estructurales del sistema y que ellos mismos también están sumergidos en ellas.

Apoyados en su superioridad económica y militar aplican a la humanidad sus principios mercantiles de extraer riquezas y comprar barato lo poco que producen los países menos desarrollados, exigiéndoles la apertura irrestricta de sus mercados mientras ellos instrumentan políticas proteccionistas.

Y mientras siguen concentrando poder y riquezas, se preparan para la guerra, -ahora parece que el turno le toca a Irak- con el pretexto de la lucha contra el terrorismo, aunque en realidad esto no tiene otro objetivo que el aniquilamiento de quienes se rebelen o de quienes simplemente molesten en este, su mundo. Nuevamente los emperadores montan sus legiones: los 380.000 millones de dólares del presupuesto de Defensa de los Estados Unidos (pendiente de una nueva petición de aumento de 35.000 millones) y los 38.000 millones de dólares para un macro departamento de Seguridad Interior en donde trabajarán 170.000 funcionarios (aparte de la CIA y del FBI), no dejan opción a la menor duda.

En esta fase de globalización y concentración del capital en tan sólo 200 grandes transnacionales, el sistema capitalista desarrolla un proceso estructural de rapiña, destructor, mafioso y criminal, que genera ghetos de lujo y riquezas, sin importar que en su endiosada globalidad, viven millones de niños desnutridos y acosados por pandemias, jóvenes sin esperanza, hombres y mujeres que no llegarán a vivir más de cuarenta de años y pueblos enteros que se debaten entre el éxodo o la extinción.

La necesidad de cambiar de rumbo, más que una cuestión teórica, de académicos, es una urgente necesidad para millones de seres humanos que ven amenazada su existencia misma y la de todo el planeta. En esta dirección, diferentes grupos o sectores sociales de todo el mundo han comenzado a manifestar su rechazo a este orden imperial: la rebelión se extiende y el contagio crece. Las protestas que actualmente se diseminan por el planeta, desafían sin complejos tanto las imposiciones de sometimiento político y económico, como la estructura represiva y terrorista de un sistema caduco y desesperado, capaz de todas las locuras. Venezuela es uno de los escenarios donde se manifiesta en toda su crudeza el enfrentamiento entre estas fuerzas antagónicas.

Nos encontramos ante una disyuntiva histórica que nos conmina a optar entre seguir el rumbo actual hacia un estado de salvajismo globalizado o, por el contrario, a intentar un cambio radical hacia un nuevo proyecto de sociedad y de civilización.

Desde el año 1999 se abrió en Venezuela un proceso de transformaciones políticas que dieron al traste con el bipartidismo adeco-copeyano, el cual estuvo cimentado en el Pacto de Punto Fijo, acordado entre las élites dominantes después de la dictadura de Pérez Jiménez. Este avance monumental del movimiento de masas venezolano, posibilitó el triunfo avasallante de Hugo Chávez Frías en las elecciones presidenciales de diciembre de 1998, incrementándose desde entonces la acérrima oposición de los sectores económicos, políticos y religiosos afectados por el cambio en las reglas del juego. Una mezcla de derrota política, de pérdida de privilegios económicos, y el temor al desarrollo y organización del movimiento popular en una dirección que podría poner en peligro sus intereses y su propia existencia como clase dominante, han caracterizado la acción de las organizaciones que los respaldan, durante los últimos tres años: Fedecámaras, la Iglesia Católica, los medios de comunicación social y la burocracia de la CTV.

La conspiración de los sectores antes mencionados, se hizo públicamente evidente desde el 10 de diciembre del pasado año, a través del paro patronal contra las leyes promulgadas por el gobierno venezolano sustentadas en la Ley Habilitante concedida por la Asamblea Nacional. La conspiración siguió su curso hasta llegar a su momento más álgido con el golpe fascista del 11 de abril pasado, el cual contó con el apoyo del gobierno norteamericano. Sin embargo, un poderoso movimiento popular, seguido por importantes sectores medios y bajos de la oficialidad de la Fuerza Armada Nacional, derrocó a la dictadura que intentaba apoderarse del gobierno, y restituyó al presidente constitucional en sus funciones. Desde entonces la reacción ha continuado su actividad conspirativa y desestabilizadora por todos los medios, como si no hubiera pasado nada en el país. Pero, por el lado del movimiento popular, este ha continuado febrilmente su desarrollo y organización. La insurrección popular espontánea que el 13 de abril derrotó el golpe fascista se convirtió en un poderoso catalizador, en una bujía que en pocas horas puso en evidencia el peligro que se cernía sobre los trabajadores y sus organizaciones. A partir de ese momento, los trabajadores y el pueblo han crecido en conciencia y en organización.

Las asambleas populares, los círculos bolivarianos, los comités de tierra, las coordinadoras populares, las nuevas direcciones sindicales clasistas y otras formas de organización, se han multiplicado en todo el país. El pueblo trabajador comprendió lo mucho que podía perder de reeditarse una situación como la de abril. Por otra parte, se han venido haciendo evidentes las contradicciones en el seno de la oposición, el estruendoso fracaso del "Trancazo", así lo pone en evidencia.

Igualmente, después de la derrota política que le infringieran los trabajadores al desactivar el golpe de abril, ha producido una gran desmoralización en los sectores de clase media que se habían constituido en la base social del golpismo adeco-copeyano-cetevista-primero-justicia.

En la actualidad, el movimiento popular se encuentra robustecido, y en franco proceso de organización y articulación, sin embargo, los nubarrones golpistas siguen presentes y actuando. El peligro fascista no ha pasado y la única forma de que sigan prevaleciendo las libertades democráticas es manteniéndose alertas, en movilización permanente, exigiendo juicio y castigo a todos los golpistas del 11 de abril y la destitución de los directivos proyanquis de PDVSA.

Consideramos que es necesario fortalecer y profundizar el proceso de cambios iniciados en 1999. Para ello creemos que es urgente potenciar todas las iniciativas de organización popular. Fomentar al máximo "los poderes creadores del pueblo", utilizando la movilización permanente como el método fundamental para lograr los objetivos antes planteados.

Por otra parte, en la hora actual, Venezuela, los pueblos de Latinoamérica y del mundo, proponen desafíos que los pueblos ya han empezado a enfrentar: de su seno surgen cada vez más, voces audibles reclamando la ruptura con el FMI, el enfrentamiento a los planes privatizadores, el desconocimiento de la deuda externa, el rechazo al Plan Colombia y la no participación en el ALCA.

Ante la situación presente, un grupo de intelectuales y profesionales que procedemos de diferentes orígenes políticos y sociales, creemos necesario organizarnos para la discusión y la acción política junto al pueblo y los trabajadores, pronunciándonos claramente y sin maniqueísmos por la superación del sistema capitalista de producción, en cualquiera de sus modelos económicos, llámese neoliberal o de cualquier otro modo. En tal sentido, proponemos el socialismo como alternativa, pero un socialismo no burocrático y basado en las organizaciones independientes y autónomas de los trabajadores y el pueblo.

Hacemos un llamado a conformar y construir colectivamente un espacio abierto a la participación de todos aquellos que se identifiquen con los principios básicos aquí presentados. No será un espacio partidista ni tampoco un programa político, la idea es conformar una referencia clara, firme y contundente que deberá dar la batalla en el campo intelectual y de la acción política cotidiana frente a tantas manipulaciones y mentiras que vienen de los sectores afectados en sus privilegios, de sus voceros intelectuales, así como de aquellos que pretendiendo ser imparciales, ponderados y ecuánimes, no hacen otra cosa que hacer el juego a la reacción y al imperialismo.

Debemos actuar ahora, cuando los intelectuales han claudicado por oportunismo, por debilidad o por falta de convicciones, o han sido apabullados por la prédica propagandística y apologética del capitalismo - ahora neoliberal y globalizador - y han dejado de producir respuestas racionales y contundentes.

"Cuando muchos hombres pierden su dignidad siempre hay otros capaces de asumir, ellos solos, la dignidad de todos los demás" José Martí

Estamos contra la violencia y contra todo dolor humano, pero no vamos a confundirnos ni vamos a confundir a otros, señalando por igual a los agresores con los agredidos: sabemos quienes son los interesados en la violencia, la discriminación y el racismo, estos ya mostraron su faz tenebrosa el 11 de abril. No pretendemos ser "imparciales" en el denso ambiente de conflictividad política que invade a la sociedad toda, ya que somos conscientes de la urgencia en responder a los conspiradores. Se debe desmontar la conspiración, que en el fondo, no es contra el gobierno sino contra el proceso de transformación que se ha iniciado y que el pueblo defiende y desea profundizar. Frente a la conspiración y el fascismo no pueden haber posiciones intermedias, en ese sentido, defendemos esta experiencia inédita en el mundo, que tiene como principal protagonista al pueblo venezolano que ya se ha levantado y que tiene esperanzas en un futuro mejor, y que merece, en esta hora, ser dueño de su destino, sin intérpretes ni salvadores.

Leo Caminos
Miguel Angel Hernández A.
Gonzalo Gómez
Iván Darío Hernández
Grupo 13 de abril
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