Los acontecimientos de las últimas semanas han permitido observar las fortalezas y las debilidades del proceso de cambios. La grandiosa manifestación popular del 13 de octubre, en la cual se movilizaron dos millones de venezolanos en apoyo al gobierno nacionalista y popular de Hugo Chávez, refleja que el respaldo del pueblo al proceso sigue intacto, aún en medio de una grave crisis económica que ha desvalorizado el salario de los trabajadores y aumentado los niveles de desempleo.
Pero los sucesos ocurridos en la Plaza Francia desde el 22 de octubre, los enfrentamientos entre ciudadanos afectos al proceso y los cuerpos policiales ocurridos el 4 y el 12 de noviembre, con saldo en este último caso de tres muertos y varias decenas de heridos de bala (todos, ciudadanos que apoyan al gobierno de Chávez), y el reciente proceso de "negociación" dirigido por la OEA, son evidencia de la grave crisis de dirección política que sufre este proceso transformador.
Hoy en día el proceso de cambios corre el riesgo de perderse por la incapacidad manifiesta que están demostrando muchos de sus actuales líderes. La insubordinación militar de la Plaza Altamira debió ser reprimida en las primeras de cambio; con argumentos absurdos como que "eso es problema del alcalde de Chacao" o que "se debe respetar el debido proceso", el gobierno no ha hecho uso de los recursos legales y legítimos que la constitución y las leyes le confieren para hacer uso de la represión contra quienes desconocen al gobierno constitucional y hacen llamados constantes a la rebelión militar para derrocarlo.
En cambio, las protestas pacíficas de ciudadanos que apoyan al gobierno de Chávez, fueron reprimidas brutalmente por la Policía Metropolitana, sin respetar ningún tipo de mecanismo legal, con el lamentable saldo de tres compatriotas muertos y varias decenas de heridos de bala. Para rematar, funcionarios de gobierno como el viceministro de seguridad ciudadana, aparecieron públicamente avalando la represión de la poli-Peña contra el pueblo.
Finalmente, en un acto de torpeza casi infantil, el gobierno ha permitido que el secretario de la OEA, César Gaviria, asuma el control del mecanismo inicialmente concebido como de diálogo con la oposición, y que la misma oposición cambió por "negociación". ¿Qué es lo que se negocia? ¡Si el pueblo venezolano es el que restituyó a Chávez en el poder el 13 de abril, porqué no tiene representantes en esa mal llamada mesa de negociación? ¿El gobierno le ha preguntado al pueblo, a ese pueblo que ya ha puesto varias decenas de muertos y varios centenares de heridos defendiendo el proceso, si está de acuerdo en negociar aspectos fundamentales del proceso mismo?
La intervención de la PM es sólo una rectificación tardía y mal planificada de lo que debió ser la conducta gubernamental desde el mismo 14 de abril. Una medida tan torpe como la de colocar a Delgado como director de la policía pudo causar, en circunstancias más apremiantes, no sólo el ridículo que hizo pasar al gobierno, sino decenas y hasta centenares de muertos en el bando gubernamental. A estas alturas de los acontecimientos, no es tolerable que la seguridad de estado, desde el mismo ministro del interior para abajo, siga demostrando la manifiesta incapacidad que todos observamos.
Los líderes de este proceso han reivindicado por años el sacrificio heroico de quienes lucharon el 27 de febrero, el 4 de febrero, el 27 de noviembre. Pero los héroes del 11, 12 y 13 de abril parecen no sólo olvidados, sino que algunos de ellos están presos, en aberrante injusticia histórica que en algunos sectores del mismo gobierno pareciera importarle poco. Los muertos del 12 de noviembre son héroes del movimiento popular y revolucionario. Su lucha, aunque pueda haberse desbordado por el desespero y el vanguardismo, es más respetable que la actitud de muchos funcionarios de gobierno cuyo único esfuerzo parece ser el de negociar vergonzosamente lo que el pueblo ha conquistado a sangre y fuego.
Hoy en Venezuela se hace urgente la conformación de una fuerza popular y revolucionario que llene los vacíos políticos y de liderazgo que amenazan la continuidad del proceso. Al peligro del derrocamiento por medio de un golpe militar, se une hoy el interés expreso de algunos en abrir canales para la entrega pacífica del proceso. Ambas alternativas deben ser enfrentadas y desenmascaradas abiertamente como actos de traición al pueblo y a su voluntad de cambio expresada reiteradamente en los procesos electorales entre 1998 y 2000, y en las gigantescas movilizaciones que durante este año se han efectuado en Caracas y otras ciudades del país.
Suscribimos en todo sus puntos el llamado que una serie de ciudadanos partícipes de la lucha revolucionaria y popular hacen para la unificación organizativa bajo la consigna "LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA NO SE NEGOCIA", reuniendo a los movimientos y redes sociales, coordinadoras populares, grupos revolucionarios, proyectos alternativos, trabajadores, campesinos, ecologistas, profesionales, indígenas, cooperativistas, vecinos, estudiantes, adoptando la denominación de MOVIMIENTO 13 DE ABRIL, como reivindicación de la acción unitaria de los militares patriotas y el pueblo insurgente en esa memorable fecha.
Proponemos los siguientes puntos como plataforma programática unitaria:
¡ LA REVOLUCIÓN NO SE NEGOCIA ¡
¡TODO EL PODER PARA EL PUEBLO ¡
Maracaibo, 18 de noviembre de 2002
CÍRCULO BOLIVARIANO EZEQUIEL ZAMORA