2003: Los pueblos de la Patria Grande, en pie de lucha

Cuauhtémoc Amezcua Dromundo

2003 es recibido por los pueblos de la Patria Grande en pie de lucha, más que otras veces en la historia. Unos más, otros menos, todos los de América Latina y el Caribe abren los ojos y se ponen en marcha. Están hartos de la globalización neoliberal y de su vertiente para los países explotados por los imperialistas: el neoliberalismo dependiente. Los daños que les han causado son enormes. Y las amenazas que se ciernen, aun mayores. Por eso se han puesto en movimiento. Veamos algunos de los casos más notorios:

Venezuela. El primero en el tiempo en alzar la cabeza en esta fase fue el hermano pueblo de Venezuela. Rompió con el modelo electoral que perpetúa el dominio de unos pocos, aliados con el poder de Washington y del FMI y el Banco Mundial. Desechó a los social demócratas y a los democristianos, porque en esta etapa a fin de cuentas son lo mismo. Eligió un gobierno surgido de una amplia alianza de partidos, entre ellos el Partido Comunista de Venezuela, otros de la izquierda y algunos nuevos, con Hugo Chávez como candidato a la presidencia. Y eligió bien, a contar del hecho de que el nuevo gobierno no se ha plegado a las fuerzas del imperialismo y la derecha. Y no sólo lo eligió con muy alta votación, sino que lo ratificó después una y varias veces más. Se trata de un gobierno que se ha resistido al ALCA y que ha emprendido reformas sociales justas y urgentes en un país que no ha hecho hasta hoy una reforma agraria ni conoce conquistas sociales que en México se lograron hace décadas, como fruto de nuestra Revolución, ahora desandada en muchos aspectos desde hace veinte años. Además, ese pueblo se dio una nueva Constitución que modifica el status jurídico que cobijaba el dominio absoluto de la oligarquía y el capital exterior sobre las estructuras y la operatividad del Estado. Ahora ese pueblo hermano concluyó el 2002 enfrentando una guerra económica e informativa que pretende ser intestina y no lo es, y cuyos objetivos son claros: pretende tumbar a Hugo Chávez, derogar la nueva Constitución y volver al dominio total y a la explotación brutal de los pocos sobre los muchos. La inspiración y el apoyo financiero de estos actos golpistas vienen de fuera, aunque los ejecuta la oligarquía local, enloquecida por los privilegios que pierde. Este es un esquema que ya vimos antes en varios lugares de Nuestra América, en Chile, contra Salvador Allende; en Nicaragua, en Guatemala, en fin. Venezuela concluye el 2002 enfrentando un nuevo intento de golpe de Estado, el enésimo, que habrá de fracasar, igual que fracasó el de abril y pueblo está en pie de lucha y ya otras veces ha vencido y esta vez también vencerá.

Argentina concluye el 2002 en medio de una crisis económica y social sin precedentes. Las recetas del FMI postraron un país otrora floreciente. Ménem, el Salinas -o ¿tal vez el Zedillo?- de allá, fue el ejecutor. Las privatizaciones quitaron a ese pueblo hermano la electricidad, el petróleo, la aviación, la banca... le quitaron todo. Y todo lo entregaron al capital transnacional. Allá también el pueblo está en pie de lucha. Quiere construir un porvenir distinto. Reclama su soberanía. Aspira a acabar con la subordinación. A diario se moviliza. A diario combate. No hay todavía una salida clara en el plazo inmediato, es cierto. Sin embargo, la lucha se está dando. Y más temprano que tarde, el pueblo argentino vencerá.

Brasil y Ecuador viven cambios notables como resultado electoral, igual que sucedió en Venezuela. En estos dos países Lula y Lucio fueron los candidatos de alianzas en las que también participaron los partidos comunistas de Brasil y Ecuador, y otras fuerzas de izquierda. Lula y Lucio también se proclamaron en contra del ALCA y de la dependencia. Y a favor de las reformas sociales que tanto urgen a sus pueblos, explotados y humillados por siglos. También en estos casos se trata de países que no han logrado una reforma agraria. En los que tampoco se han dado conquistas sociales que para nosotros son viejas. El FMI y el Banco Mundial exigen a Lula y a Lucio que mantengan el mismo modelo de antes. Que no hagan cambio alguno, más allá de los que sólo sean aparentes. Los presionan y amenazan. El "mercado" les exige sumisión. Es más, lo de Venezuela también es un mensaje para ellos. Así se les advierte que no tendrán paz por parte de los poderosos del mundo ni de sus oligarquías locales, si se atreven a cumplir con lo que prometieron al pueblo. El panorama no es sencillo. ¿Qué se puede esperar? Nada, como resultado mágico. Lo que venga en adelante en el sentido del progreso, si es que se da, no será -no puede ser- en modo alguno producto de la acción personal de Lula ni de Lucio. Dependerá de la correlación de fuerzas. Y ésta, de la capacidad de lucha de esos pueblos, sobre todo. Capacidad que han demostrado ya. Y que, de renovar y refrendar, les permitirá avanzar hacia nuevas victorias.

Bolivia. En un proceso parecido a los comentados antes, en Bolivia surgió una alianza de partidos nuevos y otros de izquierda, entre ellos el Comunista de Bolivia. Y avanzó con fuerza. En este caso no ganó. Quedó en segundo lugar. Con una fuerza notable en el Congreso. Con Evo Morales, quien fue el candidato a la Presidencia, ahora como un firme y combativo diputado. Bolivia ya no es la misma. A la oligarquía y al imperialismo les cambió el panorama. Hay una nueva base para construir nuevos logros.

Colombia. Con Álvaro Uribe en la presidencia se dio un gran retroceso. Se trata de un peón de Washington. De un impulsor, por tanto, del Plan Colombia. De un enemigo de la paz interior justa y con progreso social. De otro amigo de Bush, como el que sufrimos los mexicanos. De otro dócil impulsor del ALCA. Con Uribe la violencia ha estallado con fuerza mayor que en el pasado. Pretende aplastar a sangre y fuego a un pueblo que lucha desde hace medio siglo por darse un país independiente y soberano, con paz y con equidad social.

México. El engaño de Fox poco duró. Pronto cayó su careta. No era, como la propaganda hizo creer a muchos, quien haría el cambio. No era quien rompería con el modelo neoliberal que ha sembrado pobreza como no se veía. Era -y es- sólo un farsante al servicio del FMI y el Banco Mundial. Igual que Salinas, igual que Zedillo. Y éste aun peor, más entregado a Washington, todavía más dócil ante la voz del amo. Orgulloso de que mister Bush le permita llamarse su amigo.

En fin. Las condiciones van madurando a ritmo distinto, como es natural. En unos casos más aprisa que en otros. Pero lo cierto es que en toda la región nuestros pueblos se ponen alertas. También en Centroamérica. Y en los demás países que no se mencionan en este breve comentario. En todas partes se ponen en pie de lucha. A ritmo diferente, pero en toda la Patria Grande avanzan hacia su segunda y definitiva independencia, eso es claro. Como también es claro que hoy, en las condiciones vigentes, esto conlleva también la construcción de la unidad a la que convocó Bolívar, el Libertador. Unidad económica, pero sobre todo política. Es decir, conlleva la construcción de la Comunidad Latinoamericana y Caribeña de Naciones.