Descalificar la gestión económica del Gobierno, estrategia de la oposición.

Prensa Electrónica RBV

República Bolivariana de Venezuela
Martes, 03 de junio 2003
N° 211
Análisis Informativo.

Durante los últimos cuatro años los intentos fraguados a nivel político por parte de algunos opositores al Gobierno Bolivariano - más que actuar contra la persona de Hugo Chávez líder de éste proceso de cambio - han actuado en contra de todo un pueblo decidido a cambiar el curso de lo económico, de lo político, de la injusticia social producto de la exclusión de unos pocos, y alcanzar una nueva sociedad dentro de un ambiente solidario, cooperativo, corresponsable y de justicia social. Este proceso de cambios ha sido muchas veces cuestionado y descalificado por varios opositores, pues según estos, se quiere implantar en el país el modelo cubano “castrocomunista”, al cual denigran pero jamás analizan profundamente, pues como todo proceso también posee sus beneficios y no sólo imperfecciones.

¿Por qué ocurre esto en Venezuela? Claramente se han caído los velos: anteriormente la equidad y el bienestar del pueblo sólo eran mencionados en épocas electorales, pero poco tomados en cuenta de forma seria y comprometida, por quienes tanto las esgrimían.

Después del golpe de estado de abril de 2002; y del sabotaje petrolero y económico de fines de ese mismo año extendido hasta el 2003, que golpeó duramente a la economía y sociedad venezolana; algunos sectores opositores nada respetuosos de la Constitución, temen, que políticamente no puedan contra el Presidente Chávez dada su amplia popularidad, por lo que necesitan implementar una nueva estrategia que socave su apoyo mayoritario, hurgando en las debilidades del actual gobierno que, para ellos, radica en el ámbito económico.

Esa estrategia consistirá en presentar antes del proceso revocatorio, a la materia económica como consecuencia negativa de la gestión del gobierno. Esto realmente no es nuevo, el tema económico ha sido usado constantemente como bandera política de forma solapada durante los últimos años, haciendo uso de algunos “expertos” y de los medios de difusión comercial para descalificar ampliamente las medidas económicas del gobierno.

Actualmente cobra fuerza la estrategia del desprestigio de la acción económica del Estado, pues a diario resaltan en los titulares y noticieros noticias como: “Amplio deterioro económico”; “ No hay inversión”; “ El gobierno destruye el sector productivo del país”; “ Aumento vertiginoso del desempleo y la pobreza”; “ Aumenta la inflación”; “ Control cambiario es una medida política”; “Desabastecimiento inminente”; “ Conucos en las ciudades”; “Corrupción jamás vista”; “ Pdvsa en manos de ineficientes”; “Venezuela no es confiable para invertir”; “ Se violan los derechos económicos”; entre otras. Sin embargo, no informan sobre las frecuentes disposiciones del Gobierno Bolivariano por atender a todos los sectores de la sociedad venezolana y las reuniones con amplios sectores productivos privados.

Si bien es cierto que han ocurrido desaciertos, pues esto es parte de las ciencias sociales a las cuales pertenece la economía, son poco difundidos los apoyos e iniciativas en materia económica llevadas a cabo por el gobierno, y menos aún los logros obtenidos en lo que va de proceso bolivariano. Por eso cabe preguntar, si la información recibida por la mayoría de los venezolanos a través de ciertos medios comerciales, respeta la veracidad e imparcialidad, consagrada en la Constitución que además es parte de los derechos todos los venezolanos y venezolanas.

Poco se dice sobre la recuperación del Producto Interno Bruto (PIB) - Valor de los bienes y servicios finales producidos en el territorio de un país, durante un período determinado – en el 2000 cuando pasó de -7% a 3,2%, sólo se comentó que eso era fácil con altos precios petroleros, no obstante, parece no recordarse que la época donde más se endeudó Venezuela fue la bonaza petrolera de finales de los años 70.

Menos se dice de la desaceleración del proceso inflacionario desde el inicio del proceso bolivariano hasta el año 2001, llegando a ubicarse en 12%. Lamentablemente el sabotaje petrolero y económico influyeron negativamente en la tendencia de la inflación el año pasado.

De igual forma, ocurre con las reservas internacionales que por primera vez en la historia venezolana llegaron a la cantidad superior a 20 mil millones de dólares, pero gracias al desagüe impulsado por la especulación o nerviosismo producto de la inestabilidad creada por grupos opuestos al proceso, las reservas mermaron en el 2002, lo que llevó a constituir un control cambiario para evitar el desplome total de las mismas.

Son continuas las informaciones sobre el estado del sector comercial del país, aludiéndose que la caída de dicha actividad, es producto del esquema cambiario ineficiente y de connotación política. Si bien se han reconocido ciertos inconvenientes, poco se han referido los medios a la gran evasión de pago de las empresas al Seguro Social, para nombrar uno de los entes al que le adeudan, menos aún señalan que un amplio sector simplemente no desea hacer sus solicitudes, tal vez para socavar aún más el panorama económico nacional.

En cuanto a la deuda externa, son escasos los comentarios positivos. La deuda a disminuido, Venezuela no ha dejado de cumplir con un solo pago, tanto así que durante los últimos cuatro años se han pagado unos 20 mil millones de dólares. Además, en el 2002, a pesar de los actos de sabotaje y controversia política que mantuvieron en vilo el hilo constitucional, la deuda venezolana se redujo en 1,16% con respecto al 2001.

Sin embargo, al tema de la deuda interna le han dedicado gran espacio, argumentando que su incremento ha sido brutal de un 400%, pero los medios comerciales jamás aclararon el contenido de las cifras, ya que en términos de dólares corrientes la deuda interna venezolana ha pasado de 5.479 millones de dólares en 1999 a 10.978 millones de dólares en el 2002, lejos del supuesto 400%, pero además no hacen la salvedad que dentro de la deuda interna actual entra la correspondiente a los títulos de estabilización monetaria (TEM), deuda en promedio de 4.534 millones de dólares del Banco Central con el público contraída entre 1994 y 1998. Desde esta perspectiva, la deuda interna total medida en dólares corrientes ha crecido un 29,9% entre 1998 y el 2002, así lo revela, los informes del Ministerio de Finanzas.

De nada valió las reuniones para concertar acuerdos con sectores privados opuestos al gobierno en el marco del “Programa Económico Propuestas para el Consenso” de mediados del año 2002, orientado a generar un mejor ambiente para el crecimiento económico, cuyo fin era impulsar la recuperación de la actividad económica, el empleo, y la mejora en la calidad de vida de la población venezolana.

A pesar de la actuación de algunos sectores de la actividad productiva del país, que abandonaron su rol de empresarios para asumir posturas políticas, el Gobierno Bolivariano no escatimó esfuerzos para promover el logro de un mandato constitucional, el desarrollo humano integral sustentable y sostenible. Por esto en materia financiera, el gasto público ha sido reorientado hacia la inversión social y productiva, facilitando el acceso a los servicios financieros y no financieros a las comunidades populares y autogestionarias; se crearon el Banco del Pueblo Soberano, el Banco de Desarrollo de la Mujer y el Fondo de Desarrollo Microfinanciero.

Hasta marzo del presente año, el Banco de la Mujer ha aprobado 24.624 microcréditos, generando un total de 73.872 empleos entre directos e indirectos. El Banco del Pueblo ha decidido implementar una política de reestructuración para aumentar la entrega de créditos, aspirando ascender de 2.800 créditos mensuales a unos 20.000.

Pero el gobierno no sólo ha hecho énfasis en la parte financiera, sino también en el apoyo más explicito al aparato productivo en todos sus ámbitos. Se ha promovido constantemente la labor del campo, a pesar de los comentarios descalificadores, pues, no sólo se han otorgado créditos, sino también, asistencia técnica, tierras, maquinarias, entre otras. Se promulgó la Ley Especial de Asociaciones Cooperativas, de pesca, de tierra y la Ley de desarrollo de la pequeña y mediana industria (Pymis), además de firmarse un convenio marco con Fedeindustria. También se desarrollan diversos incentivos a la inversión productiva, a través del Fondo Intergubernamental para la Descentralización (FIDES), con el cual se pretende contribuir al desarrollo sostenible y sustentable de las comunidades de los diferentes estados y municipios de Venezuela.

Se ha dado un nuevo sentido a la materia económica, pues ha surgido el reconocimiento de la importancia de la economía social, haciéndose imperante la necesidad de: autoabastecimiento para asegurar la Soberanía Alimentaria; estímulo a los proyectos alternativos de producción, distribución y consumo; promoción de la autogestión, cogestión, cooperativismo; los Fundos Zamoranos, cuyo objetivo es relacionar comunidades y universidades de forma socio-productiva; programas de huertos intensivos y agricultura urbana, entre otros. Sentido social necesario para una mejor y mayor redistribución de los ingresos así como un manejo más democrático de la economía.

Actualmente, el gobierno está usando mecanismos como las Ruedas de Negocio de las Compras del Estado para facilitar y fortalecer el vínculo entre la oferta potencial del Estado, especialmente con la pequeña y mediana industria (Pymis), las cooperativas y demás empresas de economía social. A través de estas Ruedas de Negocios, se aspira generar unos 240 mil, entre empleos directos e indirectos en los próximos seis meses. Por supuesto, estas ruedas son escasamente anunciadas por los medios comerciales, mientras, los comentarios giran en torno a la supuesta adjudicación a dedo, pero nunca aluden a la Ley de Licitaciones, que contempla la adjudicación directa siendo completamente legal.

A diferencia de lo que los diferentes medios comerciales de difusión presentan, hoy siguen fluyendo inversiones extranjeras hacia el país. Así lo revelan las visitas y acuerdos con empresarios chinos, italianos, brasileños, ucranianos, e incluso norteamericanos, entre otros. Desde estos países no sólo fluyen capitales, sino también diferentes proyectos que contribuirán al desarrollo productivo y social de las regiones hacia donde están orientadas y al país en general.

Venezuela, a pesar de los actuales inconvenientes originados por las acciones de sabotaje, persigue la integración económico-comercial. Así lo muestran los acuerdos firmados con Brasil y Colombia. Con Brasil en particular se han adelantado encuentros entre empresarios venezolanos y brasileños para conseguir mayor integración bilateral en pro del fortalecimiento del flujo comercial entre ambos países. Además, existen acuerdos para facilitar las garantías de financiamiento por parte del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil hacia Venezuela.

En el plano de la infraestructura, nunca se comenta que Venezuela es el único país latinoamericano con cuatro proyectos ferroviarios, menos aún, la cantidad de viviendas construidas en todo el territorio nacional, inversiones que también generan empleo. Menos se ha hablado de los adelantos en materia tributaria realizada por el SENIAT, ni de los triunfos deportivos obtenidos últimamente, fruto del esfuerzo de los deportistas venezolanos que cuentan con un mayor apoyo del Gobierno Bolivariano, pues éste ha incrementado en promedio un 4% el presupuesto asignado a la educación y el deporte, porcentaje aun exiguo pero que va en aumento; y el pago de salario mínimo para los pensionados.

En el mes de junio será presentado el Plan de Desarrollo Endógeno, enmarcado en el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, el cual pretende fortalecer los ejes o equilibrios establecidos en dicho plan, pues a través de este desarrollo con amplia base industrial, podrá consolidarse la diversificación del aparato productivo nacional, reforzando los encadenamientos sectoriales de la producción, generando más y mejores empleos en pro de la justicia y bienestar social. Este desarrollo endógeno será planteado en tres dimensiones: la primera dimensión es representada por el nivel macroeconómico, referente a la política industrial, concentrado en la política fiscal, monetaria, de precios y cambiaria; la siguiente dimensión es la micoeconómica referente a los programas sectoriales de la industria, relacionados con la reactivación, reconversión y la reindustrialización.

En la implementación de este desarrollo el ser humano posee un papel primordial, afianzando la independencia y soberanía nacional, así como el verdadero desarrollo integral de la sociedad.

Por esto, algunos en Venezuela luchan contra el cambio que este proceso conlleva: justicia, equidad, participación y cooperación por encima de la preeminencia del mercado y los métodos economicistas, a veces tan reduccionistas de la realidad, que han sido esgrimidos para sustentar un poderío económico que no tiene sentido nacional. Por tales motivos, seguirán apareciendo titulares económicos alarmantes, haciendo uso de cifras poco explicadas, descontextualizadas, para así generar descontento e incertidumbre desfavorable a la reactivación necesaria del país en general y tratar de mermar el apoyo popular al proceso de cambios que impulsa el Presidente Hugo Chávez Frías.