¿Por qué las operaciones de guerra psicológica no tienen éxito en Venezuela?

Prensa Electrónica Viernes, 29 de Agosto de 2003

N° 267
Análisis Informativo

El Comité de Base para la Salud Mental “Corazón Fuerte”, bajo el lema " Acometamos juntos el supremo acto de soberanía de cerrar los ojos y soñar", envió el siguiente análisis que por su importancia y claridad decidimos difuendir:

Ya nadie pone en duda, ni en Venezuela , ni en el resto del mundo, que nuestro país está siendo víctima de un inusitadamente feroz ataque a través de Operaciones Psicológicas (PSYOP) por parte de una coalición de países agresores que aún no pueden plantear un conflicto convencional para asegurar la obtención de nuestros recursos.

Las PSYOP pueden considerarse como actividades diseñadas para transmitir información a audiencias seleccionadas con el fin de influir en la conducta de los gobiernos, organizaciones, grupos e individuos que se oponen a los intereses de las potencias del primer mundo. El propósito de las operaciones psicológicas es inducir o reforzar las actitudes y conductas en la población objetivo favorables a los intereses de la seguridad nacional del país agresor. Realizada de manera correcta, es el uso de las palabras y los hechos cuidadosamente coordinados para enviar mensajes claros y persuasivos a actores internacionales seleccionados.

Sin embargo, esta estrategia de agresión y ocupación ha probado ser ineficaz en el logro de sus metas, a saber, la obtención de la renuncia al poder del actual presidente Hugo Chavez y la instalación de un gobierno fachada que se alinee con las políticas de seguridad nacional de las potencias agresoras. Las razones de tal ineficacia son varias, pero todas de carácter metodológico.

El diseño de las Operaciones Psicológicas se realiza en varias etapas que requieren ser planeadas y ejecutadas con cierta rigurosidad para que sean efectivas.

Etapa 1: Diagnóstico psicosocial:

En esta etapa, los países agresores en alianza con agentes locales proceden a la Identificación de las creencias, actitudes, universo simbólico y disparadores emocionales establecidos culturalmente, para cada sector objetivo de la población. Es imprescindible identificar cuales son las creencias y actitudes que en cada sector de la población están asociadas a las emociones que los agresores pretenden facilitar. En otras palabras, identificar cuales son los prejuicios, miedos, deseos e ilusiones de la población objetivo. Los resultados de esta etapa, orientan la selección de la información que debe difundirse para reforzar o modificar creencias y actitudes, así como producir las reacciones emocionales que predispongan la ejecución de comportamientos objetivo.

He aquí la primera deficiencia de los agentes que operan en Venezuela. Han fallado dramáticamente en el diseño del perfil ideológico y actitudinal del venezolano. Solamente han obtenido un cierto grado de acierto en el estudio del sector de la clase media, haciendo un trabajo deficiente en el diagnóstico de las mayorías populares. Los agentes locales de la ocupación parecen haber incurrido en el error de diagnosticar lo conocido, de identificar los intereses de clase de si mismos. La procedencia de clase de los colaboradores locales, es la misma que la población estudiada y esto parece haber introducido un sesgo en la investigación. Por deficiente manejo de las técnicas de elaboración de instrumentos psicométricos y de medición de actitudes, los agentes locales parecen haber proyectado sus propias intuiciones y prejuicios en la definición de categorías e ítems, y en la recolección e interpretación de los datos.

Es bien conocido como este sesgo puede incluso afectar la interpretación del análisis estadístico de la información. El resultado ha sido un ciudadano de clase media cuyo perfil se parece al perfil del investigador y un ciudadano de extracción popular cuyo perfil ha sido construido con base a los prejuicios de los propios investigadores. En definitiva el universo cognitivo de las mayorías populares venezolanas sigue siendo desconocido para los agentes de la ocupación. Este desconocimiento del venezolano es lo que ha producido errores en la predicción de sus reacciones emocionales y conductuales. El venezolano ha salido a la calle el 12/04/2002 cuando lo esperado es que ha debido permanecer en su casa atemorizado. Ha demostrado civismo y tolerancia democrática ante la impunidad de los golpistas donde el perfil sesgado pronosticaba reacción violenta. Somos y por lo visto, seguiremos siendo, desconocidos para el imperio.

Etapa 2: Definición de metas:

En esta etapa se definen los comportamientos objetivo para cada sector de la población (votar, desobedecer, marchar, rezar, atacar, huir, etc.) asociados con objetivos de poder. Se definen cuales son los comportamientos de la población que se desean facilitar y cuales son las emociones asociadas con la ejecución de tales comportamientos. De esta manera, por ejemplo, puede definirse en un momento dado, la conducta objetivo de “golpear físicamente a Agentes de la Guardia Nacional” para favorecer un clima social de inestabilidad y violencia que debilite la gobernabilidad del Estado. Para que tal conducta se pueda ejecutar y produzca el objetivo político que se desea, es necesario antes producir un estado emotivo de rabia exacerbada en la población identificada, de forma tal que ante la ocasión precisa, se facilite la conducta.

La definición de metas conductuales para el sector de la población cuyas predisposiciones son conocidas, ha sido acertada y de hecho, se han logrado facilitar tales comportamientos: desobedecer, interrumpir el tránsito, atacar físicamente, marchar, etc. En cambio, tanto la definición como el pronóstico de los comportamientos del venezolano desconocido, han sido una y otra vez contradichos por los hechos.

Etapa 3: Diseño del ataque psicológico:

Aquí, se elaboran los mensajes y las acciones asociadas dirigidas a producir las emociones y comportamientos objetivo en las diferentes audiencias. El mensaje está conformado por un conjunto de señales (verbales o no verbales) que el emisor envía a las audiencias objetivo y que son interpretadas por tales audiencias según reglas convencionales denominadas Códigos. Por ejemplo: la difusión de la siguiente frase verbal por un canal de televisión, es un mensaje: “Aristóbulo Istúriz es un chimpancé”

Para que estas señales tengan un significado (sentido) y sean percibidas como información, tanto el emisor como la audiencia receptora deben interpretarlas de acuerdo a un mismo sistema de códigos (decodificación de las señales). En el ejemplo que nos ocupa, el término “chimpancé” asignado a una persona, es un código que significa para cualquier venezolano que reciba el mensaje: negro, inferior, tosco, ignorante, pobre. Estos significados se establecen por acuerdo social, es decir son convencionales. En todo grupo social existen sistemas de códigos ampliamente conocidos por la mayoría de la población, como las reglas del idioma español, en nuestro caso. Pero igualmente existen sistemas de códigos más restringidos, conocidos por sectores mas específicos de la población. Así, las señales verbales o no verbales son significantes, que al ser percibidas de acuerdo a un determinado sistema de códigos, se les atribuye un significado específico; esta vinculación entre un significante y un significado, convierte la señal en signo.

Dependiendo del significado atribuido tras la percepción de un mensaje, el receptor puede experimentar diversas reacciones emocionales. Por ejemplo, si un venezolano le dice a otro: “El coño de tu madre” , tal mensaje decodificado según nuestro sistema convencional de códigos, adquiere el significado de una agresión, es equivalente a ser golpeado físicamente, y en consecuencia lo más probable es que el receptor experimente a su vez un impulso agresivo. De esta forma, mensajes específicos pueden elicitar reacciones emocionales y conductuales específicas, de acuerdo al sistema de códigos que empleen.

Ahora bien, los mensajes con función de ataque psicológico, se elaboran a través de la asociación de significantes en principio no relacionados, para modificar el significado de los mismos. Por ejemplo, la imagen de un rostro ensangrentado mostrado en close up por televisión, significa violencia y muerte y facilita en el espectador reacciones de miedo. La frase: “Este gobierno es tiránico y represivo” significa rechazo al gobierno y en todo caso, la opinión de quien la emite y solo puede producir en nosotros la aceptación o rechazo de esa idea. Pero cuando se yuxtaponen la frase y la imagen, el significado de la imagen se transfiere a la frase y esta adquiere una connotación verdadera. Se espera que el espectador quede convencido de que este gobierno es tiránico y represivo, porque con sus propios ojos esta observando la prueba de esa afirmación, el rostro ensangrentado de una victima de la violencia gubernamental, y además que se sienta atemorizado ya no ante la sangre que observa, sino ante la “tiranía del gobierno”. El objetivo de este tipo de mensajes es producir la modificación permanente de las creencias de la audiencia objetivo. En el caso del ejemplo, se pretende fortalecer o establecer la creencia de que el gobierno venezolano es “represivo y violento”.

Es tal vez en esta fase del montaje de una Operación Psicológica, donde los colaboradores locales han cometido la mayor cantidad de errores metodológicos que evidencian incluso desconocimiento de los hallazgos mas recientes de las tecnologías del Condicionamiento Clásico, Condicionamiento Operante, Aprendizaje Observacional y Psicología Arquetiipal.

Las yuxtaposiciones y asociaciones de significantes en los mensajes que elaboran han sido tan burdas y descontextualizadas, que el espectador inmediatamente descubre el proceso asociativo, que se supone debe ser inconsciente, y por tanto el mensaje no surte el efecto emocional que se desea. Han violado hasta las reglas más básicas de asociación de estímulos establecidas en los inicios de las teorías Pavloviana y Skinneriana. Al contrario, lo que ha logrado esta gigantesca operación de lavado cerebral, es el entrenamiento de la audiencia en el análisis crítico de los mensajes. Este entrenamiento se ha hecho extensivo hasta un sector de su propia población aliada a la ocupación, lo que ha traído como consecuencia la incredulidad ante los mensajes por parte de la mayoría de la población

Los códigos que han seleccionado para la elaboración de los mensajes solo han producido un efecto parcial en un sector de la clase media, nisiquiera en su mayoría. Obviamente, el universo simbólico del venezolano desconocido, ha estado y sigue estando fuera de su alcance.

El mismo error lo han cometido en la selección de los modelos a través de los cuales presentan los mensajes. Los locutores, periodistas, animadores, artistas y opinadores profesionales, no guardan ninguna relación de identidad con la mayoría de la población. Pero peor aún es la selección de modelos que pretenden ser representativos de las clases mayoritarias. En la selección y diseño de estos modelos se evidencia una vez más el perfil estereotipado y sesgado que orienta las decisiones de los agentes locales de la ocupación. Pareciese que Bandura fuese tan desconocido para los diseñadores, como el propio venezolano que pretenden representar.

Etapa 4: Diseño de la validación del mensaje:

Consiste en la definición de hechos y/o de modelos de implicación lógica que le asignen el valor de verdad a los mensajes previstos.

En el ejemplo anteriormente expuesto donde se yuxtaponen “la imagen de un rostro ensangrentado” (código visual) con la frase “Este gobierno es tiránico y represivo” (código verbal), se está asociando la representación de un hecho real con un mensaje arbitrario. Se presenta un hecho real (la existencia de una persona herida), que le asigna un valor de verdad a la imagen, y por contigüidad asociativa, al mensaje verbal.

Por esta razón, en el diseño de los ataques psicológicos, los colaboradores locales han requerido la definición y producción de los hechos que den el soporte de verdad a los mensajes que se difunden para afectar a la población objetivo. El mensaje : “Chavez es un asesino”, no será creíble, ni considerado verdadero, sin la existencia real de muertes que se puedan asociar al mismo.

Además de la producción deliberada de hechos que soporten los mensajes, el otro método de validación es la implicación lógica, que pretende valerse de la capacidad racional del receptor del mensaje, para que éste sea considerado verdadero.

En la implicación lógica, tradicionalmente se parte de algunas premisas para llegar a ciertas conclusiones. Por ejemplo:

Premisa1: Todos los mamíferos son seres vivos.(verdad)
Premisa2: El hombre es un mamífero.(verdad)
Conclusión: Por lo tanto, el hombre es un ser vivo. (verdad)

Culturalmente estamos habituados a hacer este tipo de razonamientos en nuestra vida cotidiana y por tanto tendemos a considerar la implicación lógica como una forma aceptable de diferenciar lo verdadero de lo falso. Es precisamente de esta habituación cultural a la implicación lógica, de la que pretenden aprovecharse los colaboradores locales de la ocupación para transformar mentiras en verdades. En una implicación incorrecta puede llegarse a una conclusión falsa partiendo de premisas verdaderas. Por ejemplo:

Premisa1: Todas las aves tienen cuatro extremidades.(verdad)
Premisa2: El hombre tiene cuatro extremidades.(verdad)
Conclusión: Por lo tanto, el hombre es un ave. (falsedad)

Los diseñadores de las validaciones de los mensajes, han estado utilizando indiscriminadamente la implicación lógica incorrecta para modificar las creencias, actitudes y conductas de los venezolanos.

Un ejemplo reciente de esta forma de validación del mensaje lo encontramos en:

Premisa1: Existe una inundación en el municipio Baruta que produjo cuantiosos daños a numerosos vehículos.(verdad)
Premisa2: Jose Vicente Rangel Avalos es el alcalde responsable del Municipio Baruta.(verdad)
Conclusión: Por lo tanto, el alcalde Jose Vicente Rangel Avalos es el responsable de la inundación en el municipio Baruta. (falsedad)

Sin embargo, una vez más, la yuxtaposición de hechos y mensajes esta tan mal diseñada, que los hechos pierden su carácter validador ante la mayoría de los receptores. Igualmente, las conclusiones que se derivan de la falsa implicación lógica son tan evidentemente falsas, que sin necesidad de someter a juicio crítico los mensajes, estos se vuelven intuitivamente increíbles.

Etapa 5: Cobertura y difusión cartelizada:

Para que los mensajes diseñados surtan el efecto deseado, es indispensable que la audiencia capte sensorialmente las señales que los conforman y posteriormente les asigne significado a través del proceso perceptual.

Por esta razón, una vez elaborado, validado y ejecutado el ataque psicológico a través del mensaje diseñado, se requiere su cobertura y difusión audiovisual de manera amplia a fin de garantizar la percepción del mismo. Igualmente se requiere la repetición constante de los mensajes de manera tal que se haga más probable su percepción y por tanto la obtención del efecto psicológico deseado en el receptor.

Esta es la razón de la cartelización y estandarización de los medios fundamentalmente audiovisuales. Todos los canales comerciales de televisión propiedad de los participantes en la operación, deben difundir simultáneamente los mismos mensajes para favorecer un nuevo concepto de verdad: si todos los canales dicen lo mismo y con tanta insistencia, debe ser que los hechos que difunden son ciertos. Se supone que es inconcebible para la población el hecho de que TODOS los canales comerciales de televisión se pongan de acuerdo para mentir.

Las fallas que presentan las Operaciones Psicológicas en esta fase, se derivan, una vez más, de la errónea implementación de los principios tecnológicos del Condicionamiento Clásico y Operante. La repetición excesiva y no programada de los ataques psicológicos, se ha transformado en un verdadero procedimiento de implosión que ha terminado por generar efectos de extinción en todas la poblaciones, es decir, ya los mensajes no generan las reacciones emocionales, actitudinales, ni conductuales que se pretendían elicitar, nisiquiera en un sector importante de la propia población aliada a la ocupación. Esto se traduce en términos comunicacionales, en “pérdida de credibilidad” por parte de la población tanto en los emisores, como en los mensaje mismos, provenientes de los medios comerciales.

Conclusión:

Las comunidades organizadas ya conocemos el procedimiento a través de los cual se nos está pretendiendo atacar en nuestros valores y nuestra cultura, en un grado mucho mas profundo del que hemos expuesto aquí. La propia ocupación nos enseñó como funcionan sus armas. La guerra psicológica dirigida por los agentes locales, está perdida. La toma de conciencia de esta realidad por parte de la coalición de países agresores, ha hecho que uno de sus miembros, el Gobierno de Estados Unidos, haya tomado la ejecución de las Operaciones Psicológicas en su propia mano. La muestra de ello es el incremento en el desfile de voceros gubernamentales norteamericanos, emitiendo mensajes intervensionistas, irrespetuosos y amenazantes, contra el gobierno venezolano, pretendiendo, entre otras cosas, asociar al gobierno de Venezuela con el terrorismo internacional. El objetivo de estos ataques es generar, tanto en el gobierno como en la población, miedo ante una eventual intervención armada norteamericana en nuestro país, a través de sus bases en Colombia. Se supone que el miedo que nos produzcan, hará cambiar nuestra forma de comportarnos para evitar una consecuencia indeseable. Solo una variable impide que el plan perfecto funcione: no nos conocen y sus categorías de pensamiento garantizan que continuemos siendo desconocidos.