Fuenmayor cuestiona fallas de las universidades privadas

Mireya Tabuas

El Nacional - Lunes 10 de Noviembre de 2003 B/15
Información General

Tanto la educación universitaria oficial como la privada tienen sus defensores. Hay quienes han valorado la tarea de las casas de estudio pagas ante una universidad pública venida a menos; pero hay quienes consideran que aún a la universidad privada le falta mucho camino por andar.

Este último es el caso del director de la Oficina de Planificación del Sector Universitario, Luis Fuenmayor Toro, quien realizó una investigación que publicó la Revista Venezolana de Gerencia de la Universidad del Zulia, en la que muestra con números las fallas que tienen las universidades privadas, para lo cual propone una serie de correctivos, que tendrían que venir por mandato legal.

Uno de los principales vacíos que encuentra Fuenmayor es que las universidades privadas tienen una planta docente mayoritariamente a tiempo convencional, ubicada en los más bajos escalafones académicos, son profesores que, en su mayoría, no cuentan con estudios de postgrado.

Según indica Fuenmayor, 78,77% de los profesores de las universidades pagas está a tiempo convencional y sólo 1,70% a dedicación exclusiva. En cambio en las universidades oficiales autónomas (incluida la Universidad Simón Bolívar) las cifras se revierten: 49,55% está a dedicación exclusiva y solo 20,67% a tiempo convencional. Esto trae como consecuencia, por ejemplo, que los docentes de las privadas no tienen tiempo suficiente para hacer investigación o extensión en sus casas de estudio.

En cuanto a la categoría, también la mayoría de los docentes de las privadas, está en la más baja. 49,67% son instructores y sólo 5,37% titulares. Sin embargo, los profesores de las universidades públicas tampoco completan en alto porcentaje el escalafón.

En las universidades autónomas (incluye a la USB) 30,53% instructores y solamente 13,07% son titulares, mientras que en las universidades públicas experimentales 43,57% son instructores y únicamente 6,26% titulares.

Asimismo, la cantidad de docentes con postgrados es de 31,13% en las universidades privadas y 43,10% en las públicas, incluyendo autónomas y experimentales. Sin embargo, sólo son reconocidos por el Programa de Promoción al Investigador 0,6% de los docentes de las privadas y 9,03% de los docentes de las públicas.

Alumnos en masa

Otro aspecto que cuantifica Fuenmayor es la cantidad de alumnos por profesor a tiempo completo. En las universidades privadas hay 37,29 estudiantes por profesor, en las públicas autónomas hay 16.02 estudiantes por profesor y en las experimentales hay 24,88 alumnos por docente.

En cuanto a los programas de postgrados ofrecidos, que son 1.522 en todo el país, las privadas tienen 20,24% del total, mientras que las universidades autónomas (incluida la USB) tienen 58,67% y las experimentales 21,09% . Están acreditados en todo el país solamente 379 postgrados. De estos, apenas 8,44% son de las universidades privadas, 12,40% de las públicas experimentales y la gran mayoría, 79,16%, son de las autónomas (incluida la USB).

La propuesta

Por estas razones, el director de OPSU cree que la universidad privada está muy limitada para la realización de investigación y para el desarrollo de postgrados que formen investigadores. Cree que está muy limitada en pregrado "por no disponer de docentes contratados a altas dedicaciones que dispongan de tiempo para las consultas estudiantiles". Fuenmayor propone, entonces, que a través de un mandato legal se obligue a que "33% de los docentes sea contratado a dedicación exclusiva, sin tomar en cuenta para el cálculo del porcentaje los docentes en funciones de autoridad ni los directivos ni los administradores docentes". Asegura que la cifra no constituiría una carga presupuestaria imposible de asumir por las casas de estudio.

También cree que por mandato legal estos profesores "deberían disponer de 30% de su tiempo para hacer investigación".

En el informe no hace alusión a otros aspectos en los que las universidades pagas aventajan a las públicas, como es el cumplimiento de los semestres sin interrupciones tales como paros o huelgas o la seguridad de los recintos.