El Universal

Prefiere mirar sin desencanto un futuro sembrado de controversia. El reto no es sólo electoral, sino cómo esa circunstancia ayuda a recomponer el orden político. Chávez, el Presidente, en el Airbus, luce ansioso por un desenlace, pero no se embarca en la duda. Percibe espinoso creer la oposición, una traba que parece arrinconar cualquier iniciativa para remediar el desencuentro en lo público.

-¿Cómo percibe el ambiente de reconciliación política?

-Ese discurso se puede entender de muchas maneras. ¿Reconciliación para traicionar la esperanza de un pueblo? Jamás. No hay reconciliación posible con quienes destrozaron el país, con quienes pretenden seguir causándole daño al pueblo, con quienes no respetan la Constitución, porque no se trata de reconciliación en lo personal. Aquí no hay amores rotos. Se trata, en todo caso, de que todos tenemos que reconciliarnos con la Constitución. Nosotros no hemos roto nunca con esta Constitución. Así que no tenemos ninguna reconciliación pendiente -yo no tengo ninguna. Los sectores que decidieron irse por la vía del golpismo, y que todavía algunos insisten en ello: medios de comunicación, partidos políticos, diputados, alcaldes, gobernadores, tienen pendiente una reconciliación con la Constitución. Allá ellos si la hacen, ojalá la hagan. Nuestra tarea es seguir gobernando al país con o sin reconciliación. Yo lo asumo así: la reconciliación pendiente -yo no tengo ninguna-, de algunos sectores esta en la Constitución. Es la reconciliación que yo quisiera que ocurriera en el país. No se trata de reconciliarnos para darnos un abrazo, porque hemos peleado y vamos a rehacer nuestra relación de amistad y de amor. La reconciliación de Punto fijo, que algunos evocan -el reparto del poder a espaldas de un pueblo-, eso jamás va a volver aquí. Se acabó -yo le pongo comillas- a esa reconciliación.

-¿Y cómo queda el diálogo en esa perspectiva?

-Siempre, sólo que no el diálogo como vía para la imposición, como lo asumió, durante mucho tiempo, la elite que dominó al país, sobre todo los sectores económicos de esa vieja elite, los dueños de los medios, y algunos otros sectores, pero sobre todo ellos, que son los que personalizan el nudo más duro del viejo poder -es la dominación económica, y que manejaban como marionetas a los presidentes, diputados, de todo. Algunos hay todavía -no al presidente de la República, pero sí a diputados, a gobernadores. Si algo ha habido aquí son mecanismos para el diálogo, para el debate, como en ninguna otra época. El diálogo será bienvenido siempre y cuando, y con ese entendido, de que se asuma que es un diálogo, que hay intereses compartidos, que hay diferencias que respetar, y sobre todo que hay un gobierno legítimo que decide, que oye, oye y oye, pero que es el que toma la decisión, y ese gobierno lo dirijo yo.

-¿Se puede seguir gobernando así?

-Yo no puedo asegurar -a pesar de que tengo bastante información- que algunos sectores no estén intentando montar otra emboscada. Nosotros sí estamos haciendo todo lo que en el marco de la Constitución debemos hacer para impedirlo, sin embargo, de manera general, yo siento que se han venido dando eventos, circunstancias, que han concretado un escenario en el cual los sectores que han perturbado la marcha del país, y el proyecto de transformación político-económico, han venido mermando, perdiendo capacidad de emboscar. Yo sí asumo que este año la mayor parte de las fuerzas de oposición -que concentra a esos sectores de conspiradores-, está reflexionando, y está asumiendo una responsabilidad constitucional. Ojalá tuvieran un liderazgo. Yo quisiera a un líder de oposición al que yo pudiera llamar y sentarnos a hablar, a tomarnos un café, un jugo de guayaba, o a comernos una arepa.

-¿Y con Mendoza, Salas o Borges?

-Esos son unos farsantes. Yo hablo de un líder: honesto, serio, que no esté defendiendo intereses particulares, partidistas, que no busque intereses económicos, que crea de verdad en la democracia, y que sea reconocido de verdad por sus seguidores. Yo sé cuando uno está hablando con un líder. En Santo Domingo yo una vez tuve la ocasión de visitar, un mismo día, a dos personajes -independientemente de la valoración política: Joaquín Balaguer y Juan Bosch. Esos fueron dos líderes. Cuando ellos peleaban, temblaba la Isla. Cuando conversaban, estaba todo tranquilo. No hay ninguna garantía de que yo hable con un solo dirigente -porque líderes no veo-, de la oposición fragmentada, dividida, y que lo que hablemos -bien sea en forma bilateral, a dos, o cada uno con su equipo, con su estado mayor-, honesta y lealmente eso se vaya a cumplir. No tengo ninguna garantía, porque no hay un solo líder allí. Ojalá lo hubiera, que nazca de las nuevas generaciones, pero incluso con esos dirigentes, aun con todo lo que yo pueda cuestionarlos, nosotros -y hablo ahora como colectivo- estamos dispuestos a seguir dialogando, y ahí está la Asamblea Nacional, los ministros, gobernadores, los partidos políticos, el Comando Ayacucho. Todos esos son espacios para el diálogo.

-¿Y no esos dirigentes no dan esa garantía?

-Yo no soy ningún ser prepotente que se siente más allá del bien y del mal. Incluso una noche me fui a una casa por allá a conversar con Teodoro Petkoff, estaba Baltasar Porras, que es también un dirigente de oposición. Además estaba Eduardo Fernández, y a mí me dio la muy firme impresión esa noche -nunca en mi vida había yo hablado con el otrora "Tigre", de que, por primera vez, estaba dialogando con un verdadero político de oposición, un hombre con una concepción política, democrática. Le dije incluso que porqué no salía con ese discurso en la televisión, y recuerdo que me dijo ¡No me lo permiten, no me dejan, no tengo espacio! Pero a la televisión van los talibanes. Este discurso no tiene cabida. Con alguna sabiduría me dijo: habrá que esperar mejores tiempos. Bueno, creo que es tiempo de que se imponga el discurso realmente político, y no que los dueños de los medios, o los animadores de un programa de televisión, o la jerarquía católica, o falsos empresarios, estén dirigiendo una acción política que es apolítica. Es la defensa grosera de sus intereses. Ahora, yo sí estoy dispuesto si hay señales claras -porque uno se va, por supuesto, acoplando a la circunstancia, digo que en este instante no veo ninguna clara señal de algún dirigente. Una vez Arias Cárdenas me dijo incluso que él estaría dispuesto a volver al Zulia sólo si yo lo apoyaba. Eso fue hace poco. Le dije que no me parecía, después de todo lo que ha pasado, quién lo iba a entender, sin embargo, le dije ¡vamos a evaluar! Me dijo que él prefería, si yo no lo apoyaba para volver al Zulia -no me dijo pero me imagino que a la gobernación, retirarse más bien. Ahora lo veo de nuevo en la oposición, y eso es bueno que esté ahí, pero estas cosas le quitan credibilidad. Recibí a Carlos Fernández en Palacio, con Albis Muñoz y toda su gente. Me dijeron que ellos no sabían nada del golpe. Les dije que yo se que sí sabían pero no me importa. En La Casona recibí a Cisneros, y al otro, y al otro, y les dije ustedes sabían del golpe. No, no sabíamos. Sí sabían, pero no importa. Vamos a hablar. Fui a la Conferencia Episcopal a pedir la bendición, y le dije a Monseñor yo sé que usted sabía. Es más yo sé que se reunieron en su casa -que en paz descanse Velasco-. No diga usted que no, pero no importa. He hablado con casi todos, pero no, ellos han querido guerra. Ojalá que quieran diálogo, pero de verdad. Nosotros no queremos la guerra, aunque estamos preparados.

-¿Cree que hay resistencia o temor al diálogo en la oposición?

-Después del golpe, Arias Cárdenas fue el único dirigente político que tuvo el coraje de ir al Palacio, y cuando salió estaba crucificado por los medios. Es una evidencia de la irracionalidad, de la falta de cultura política de esos sectores, una evidencia del chantaje mediático, del fascismo. Ahora, esa corriente fascista, chantajista, mediática, ha venido quedando al margen. Yo creo que es el momento. Yo invito a los dirigentes de oposición serios, que estén pensando, a Eduardo Fernández, a Claudio Fermín a que asuman con coraje, que no se dejen chantajear por nadie, que salgan a dirigir sus partidos, sus grupos, y a dar la batalla, y como en el juego democrático, aceptemos los resultados. Yo le haría ese llamado a esa dirigencia, a las juventudes de esos partidos, a que no se dejen envenenar, que no se dejen conducir por los caminos del desespero, que yo creo que bastantes golpes se han llevado. Yo creo que están bastante disminuidos, mucho más que hace un año. Yo creo que Claudio es un tipo serio. En una ocasión, me mandó una Constitución para que se la firmara. Se la firmé y le envié un saludo

-¿Cómo vislumbra el 2004 en lo político? ¿Un año agitado, llevadero, de ruptura?

-Pudiéramos decir que para nosotros el año 2004 será un año que va a tener una doble dimensión: por una parte consolidación de espacios logrados, en los cuales el proceso político-transformador ha venido avanzando; y de expansión, una gran fuerza expansiva que ya se inició este año, a favor de este proyecto, en lo político, en lo económico, en lo social, en lo territorial, incluso en lo internacional hay vientos a favor de nuestro proyecto. A la expansión yo le pondría acelerada, y nos encargaremos nosotros como actores, sobre todo, los que tomamos decisiones, de que en esa dirección vaya.

-¿Y el panorama electoral?

-Lo veo con mucha claridad. Nosotros vamos a darle una gran lección política -otra más- a esta oposición. Nosotros tenemos por delante hechos políticos muy importantes este año. Estamos en año electoral, y el CNE está fijando la fecha de las elecciones de gobernadores y alcaldes que está en la Constitución. Vamos a consolidar y a expandir este proyecto. Vamos a ganar la mayoría de las gobernaciones y vamos a recuperar gobernaciones que son estratégicas, igual que alcaldías. Estoy completamente seguro que vamos a fortalecer nuestra fuerza en la Asamblea Nacional con los referendos revocatorios que van a haber. No sé si habrá referendo presidencial, pero si lo hubiere le vamos a dar nocaut. Mejor es que se rindan. Si yo fuera la oposición, más bien aceptaría la verdad. Hay que esperar que el CNE revise, y nos dé las copias selladas de todas las actas, porque yo personalmente las voy a revisar, tengo ya un equipo listo -porque yo soy el afectado y tengo que saber quienes firmaron contra mí de verdad, pero grandísimo de técnicos, dactiloscópicos, que va a revisar todo eso. Por cierto que las televisoras privadas no transmitieron un solo caso de fraude. Ese es un ejemplo de la deshonestidad, la degradación, de los medios de comunicación privados, sobre todo, los más grandes. No transmitieron un solo caso ni una sola denuncia. Supongamos que hubiera sido la oposición que hubiera salido a denunciar que el hermano de Chávez en Barinas firmó tres veces, o que Lina Ron firmó cuatro veces -que nunca lo haría Lina Ron ni mi hermano tampoco. Pero ellos fracasaron, cayeron en un desespero. Si hubiera ahí un líder verdadero, ¡Qué señal tan positiva sería para el país que un solo personaje de oposición saliera, que tuviera alguna responsabilidad de dirigencia, a decir: ¡fracasamos! Esa sería una tan poderosísima señal de honestidad, que yo sería capaz de llamarlo inmediatamente para que hablemos, en vez de estar presionando al CNE, buscando auxilio internacional, y utilizando los medios. Ellos saben que no pudieron.

-¿Entonces no aceptaría que el CNE convoque ese revocatorio?

-Yo no puedo decirlo todavía porque hay un árbitro. No puedo yo adelantar opinión, pero yo diría que el revocatorio presidencial está en el terreno de una posibilidad, y el árbitro decidirá. Ahora si lo hubiere: nocaut. Yo no voy a decir que lo acepto o no porque no se trata de eso. Si por alguna razón hubiera referendo revocatorio presidencial, yo creo que se van a arrepentir más bien, y con el agravante de que el golpe demoledor que les daríamos en ese caso, en ese referendo, tendría un impacto poderosísimo para las elecciones que vendrían casi inmediatamente, lo cual incrementaría nuestro poder y nuestra fuerza moral.

-¿El Gobierno va impugnar la decisión del CNE concluida la verificación de datos?

-Depende de la decisión del árbitro, porque las fuerzas que me apoyan, el Comando Ayacucho, han estado recabando evidencias muy contundentes. Tengo alguna información que dice que hay un número importante de planillas que no aparecen en las actas de cierre, que se las llevaron ellos en blanco, y ahora las introdujeron. Indudablemente que todas esas planillas, según el reglamento, deben ser declaradas nulas. Ahora, si el CNE, en el supuesto, toma una decisión obviando todos estos elementos, seguramente, los millones de personas que apoyan esta revolución tienen derecho constitucional a impugnar la decisión, como cualquier decisión de un árbitro, ponerla bajo protesta, un reclamo. Yo estoy seguro que hay gente nuestra preparando ese escenario de impugnaciones. Yo creo que la oposición también pudiera hacerlo en torno a las firmas nuestras para referendos revocatorios contra sus diputados. Esa es una posibilidad que dependerá de la decisión que tome el árbitro y de cómo la tome.

-¿Y qué pasaría con los presuntos delitos?

-Eso no depende directamente de mí. Yo siempre recuerdo el dicho popular de que la justicia tarda pero llega. Yo creo que aquí poco a poco se irá restituyendo la capacidad del Estado para imponer la justicia, y se irán acabando estas violaciones flagrantes a la Constitución y a las leyes. Las televisoras se negaron a transmitir las pocas cuñas que había preparado el Comando Ayacucho, buscando excusas. Eso está sujeto a una acción penal, y yo creo que anda por ahí el proceso. Lo que pasa es que eso lleva un ritmo, y a veces viene callado por debajo. Yo sí estoy seguro que habrá una ofensiva jurídica en ese caso, independientemente de la decisión del árbitro.

-¿Qué pasa si se convoca el revocatorio y tiene que irse?

-En ese supuesto, si yo pierdo un referendo convocado por el CNE, me voy. Los venezolanos bien informados, incluso adversarios, saben que yo no soy ningún tirano ni tengo ese espíritu. Todo lo contrario, he sido sumamente flexible, pero ya estoy dispuesto a tomar decisiones cuando tenga que tomarlas -ojalá que no sea así, mucho más drásticas. Ahora, en ese supuesto yo me voy, me voy pero no me voy. Nada impide, el Tribunal Supremo de Justicia aún no ha anunciado ninguna decisión al respecto, pero está en la Constitución, que yo, si así lo deseo, o me lo piden mis seguidores que estoy seguro que me lo pedirían -no habría otro candidato en este momento de las fuerzas revolucionarias-, más adelante lo habrá, pero en este momento, mi liderazgo en este movimiento popular es indiscutible, y por lo tanto yo pudiera lanzarme de candidato a las elecciones que convocaría el mismo CNE un mes después. Yo tengo mis derechos políticos intactos. No hay ningún artículo que diga, contrariamente a los diputados que sean revocados que esos sí es verdad que están sancionados por la Constitución, en el caso mío se preservó, y el constituyente lo hizo a conciencia, porque se trata del presidente de la República, que si es revocado y hay unas nuevas elecciones, pudiera participar. Yo no sé porqué la oposición se preocupa por eso. Si ellos dicen que yo estoy en un nivel muy bajo en las encuestas y que me ganan, bueno que lo demuestren, si es que ese escenario ocurriera. Así que Chávez no se va a ir, porque las fuerzas que siguen a Chávez están intactas, y yo estoy seguro que, en ese escenario muy difícil de que ocurra, pero es una posibilidad de que haya un referendo revocatorio contra mí, esas fuerza populares se levantarían aún con mayor efervescencia. Están a la espera.

-¿Predice un levantamiento para reponerlo en el poder?

-De nuevo, por la vía electoral. Igual por la vía electoral. Les ganaríamos en ese caso, pero bueno estamos hablando de un supuesto escenario, que yo lo veo muy difícil, porque tengo la convicción de que esa gente no recogió las firmas, pero, repito, respetaremos lo que el señor árbitro decida. Ahora, el árbitro tiene que cuidarse mucho, porque si el árbitro pierde el respeto de los jugadores, y sobre todo del público, el juego a lo mejor no puede terminar. Yo confío en el buen juicio del árbitro, porque si hay pruebas contundentes, visibles, que vamos a revisar con las copias, ahí estará la verdad. Ojalá que el árbitro tome la decisión ajustada a la realidad. Yo como oposición me olvidaría del referendo imposible -para mí imposible porque aun cuando ocurriera no lo van a ganar-. Si este pueblo no creyera en este gobierno no hubiese acudido a las convocatorias de las misiones. Hemos demostrado capacidad de gobierno a pesar de las dificultades. Yo siendo oposición me olvidaría de lo imposible, y me pondría a trabajar buscando las candidaturas a las gobernaciones y alcaldías. Ellos lamentablemente quieren ocupar un frente imposible olvidándose del frente real y concreto que son estas elecciones. Pero ellos verán que hacen. Yo no voy a hacerles el trabajo.

-¿No cree en la premisa de que si cae Chávez se desmorona todo este proyecto?

-Yo creo que nunca eso fue cierto. Yo nunca creí en aquello del caudillo, el mesías, ideas que salieron precisamente de la oposición, o de algunos sectores supuestamente nuestros, que empezaron a manejar esa tesis un poco para echar sobre mi liderazgo una mancha. Hoy más que nunca eso es falso. Pero si es que a mí no me capturaron en abril, yo me entregué. Yo decidí irme para Fuerte Tiuna, y yo decidí eso por muchas razones, una de ellas fue que yo quería probar. Yo conozco, desde hace bastantes años, a los generales que estaban dirigiendo el golpe, y yo, entre otras cosas, me dije a mí mismo, en un rato de soledad que tuve aquella madrugada, que yo iba a probar a ver si es verdad que esos generales tenían más liderazgo que yo, ahí donde nacimos -ellos y yo- como solados. Se demostró que nunca tuvieron liderazgo ni fuerza interna. Hay un liderazgo ya que se ha venido extendiendo en diversos niveles, hay una fuerza popular, hay unos partidos muy fuertes, hay unas instituciones, triste de un proceso revolucionario o político que dependa de un hombre, y en este caso es completamente falso. Ellos pensaron que eso era así, y pensaron que sacando a Chávez de Miraflores y aislándolo, estaba listo el problema y se les vino encima el mundo.

-¿La FAN, que vio la recolección de firmas para el revocatorio presidencial, tiene una palabra sobre ese fraude que denuncia?

-No es que no tengan una palabra, lo que pasa es que la Fuerza Armada no puede estar asumiendo públicamente ninguna postura. Yo tengo muchos informes de militares, y hemos estado recogiendo informaciones de lo que vieron -no pudieron evitarlo-, porque la función de ellos tampoco era evitarlo o no. A mí mismo me llamaron varios militares, desde varios puntos, esos días, diciéndome que estaban viendo un desastre ¡Y los testigos de su partido, los observadores del CNE! Y les decía ¡Qué voy a hacer yo! ¡Déjame llamar a la Comando Ayacucho! Ahora, la Fuerza Armada, sus cuadros, los soldados, están concientes muchos de ellos, otros no se dieron cuenta, porque el militar no está sentado allí en un punto de recolección, no le corresponde, está a 20 metros. En muchos sitios solamente había soldados, pero ni siquiera un oficial profesional a veces se da cuenta.

-¿Y si no hay revocatorio cómo queda la solución aquella del Acuerdo del 29 de mayo?

-La solución política de Venezuela no es el referendo revocatorio, y menos, como ellos pretenden instalarlo, a chantaje. La solución política de Venezuela no es superficial, no es de un día, de un año, ni de un momento. Cuando aquí se habló, e incluso mis representantes en la Mesa lo firmaron, dentro de aquel espíritu de conversar y buscar acuerdos, y se acuñó aquella expresión, ya repetida mil veces, una solución pacífica, constitucional, democrática y electoral, yo le decía a Jimmy Carter, en una ocasión, que nosotros los venezolanos logramos, y no por chantaje ni por presión a un país de terrorismo, darle a la crisis histórica profunda que se desató hace muchos años, y sobre todo a partir del 27 de febrero de 1989, y luego se acrecentó el 4 de febrero y el 27 de noviembre, que es esta que está en marcha, no es una salida de un día, esa salida ya tiene un camino andado de 5 años. El referendo revocatorio es parte de la salida. Eso está en la Constitución. Eso no lo inventó la oposición. La oposición viene cambiando su discurso. Ellos se negaban al referendo revocatorio, y decían que el país no esperaba tanto tiempo. Pasó la mitad del período, pasó el año 2003, estamos ya comenzando el 2004. No se sabe aún si habrá referendo. Una cosa muy positiva es que por lo menos el Estado se impuso, la ley se impuso, y ellos tendrán que acepar los plazos, sin desespero, y no podrán imponerle al país una agenda de desespero. Aquí vamos cumpliendo, con altos y bajos, vientos y mareas, avances y retrocesos, pero aquí vamos, y este es un camino pacífico, democrático, constitucional, y electoral, y tan electoral es que estamos preparándonos para elecciones otra vez de gobernadores y alcaldes, y aquí ha habido elecciones hasta del gato.

-¿No considera imprescindible agotar la vía del revocatorio?

-Qué imprescindible va a ser. Aquí no hay nada imprescindible. Es sólo una posibilidad. Lo que sí es imprescindible son las elecciones de gobernadores y alcaldes, lo que sí es imprescindible son las elecciones de la Asamblea Nacional el próximo año, y el 2006 elecciones de presidente, desde el punto de vista político.

-¿No teme a que se desate la violencia por cierre de la vía electoral?

-No le temo. Ya hemos pasado por todo eso, y hemos aprendido. Si ellos volvieran a insistir por el camino de la violencia, pudiera ser su final, físico o político, porque si van a tratar de levantar unidades militares, yo he dado instrucciones a los militares: recíbanlos los a plomo, pues. Yo cuando salí a alzarme me recibieron a plomo, y después fui a prisión. No salí corriendo a escudarme detrás de una falda, o detrás de una televisora, o detrás de un grupo de personas en una plaza. Yo espero que a nadie se le ocurra esa locura de nuevo, porque no tiene ninguna posibilidad de éxito. Así que lo que a ellos les queda, como han intentado, es el referendo, difícilmente lo lograrán, y si lo lograran los vamos a derrotar, y al que no le guste que se rasque. Si caemos de nuevo en la situación de empresarios que cierran sus empresas, yo tengo el decreto listo para tomarlas. Sería hasta mejor, se las entrego a los trabajadores. Ojalá que no lo hagan porque se las quito. Si algunas plantas televisoras volvieran a azuzar a la gente a una rebelión, se las quito también. Tengo el decreto listo. Mejor para mí si lo hicieran, porque estarían ocupadas militarmente, a riesgo de lo que fuese. Daría una orden, inmediatamente, ¡Tómenla por asalto! Y los que estén adentro verán, si tienen armas defiéndanse, pero vamos con las armas, porque un país se defiende así. Yo no puedo caer de nuevo en la situación de debilidad aquella en la que caí, y llevé al país al borde de un desastre, porque si a mí me hubieran matado, aquí se prende una guerra. Se puede decir que debilidad aun cuando a mí me han creado ese perfil del hombre fuerte, del caudillo, del dictador, del tirano. Hemos demostrado una gran fortaleza para resistir, y pasar a una defensiva casi imposible. Yo lo que he hecho es mantenerme dentro de la Constitución, y dar una demostración de tolerancia infinita, pero no estoy dispuesto a seguirla dando. Insisto en que si aquí se repite una situación de canales de televisión transmitiendo llamados de militares o incitando, a través de sus programas de opinión o de sus artistas o sus shows, al desconocimiento del gobierno, de las instituciones, se cumple la ley, se les quita la concesión y se da a otros venezolanos, y se acabó. Igual con empresarios que cierren las empresas con un candado, y le digan a los trabajadores que no vayan, se toma la empresa. Estamos amparados por la Constitución. Se hace una ley de emergencia. Así que estoy dispuesto. Ojalá que a nadie se le ocurra. Yo no quiero que lo hagan, pero si lo hicieren estamos dispuestos ya con los planes operativos listos y los basamentos jurídicos para intervenir empresas, medios de comunicación y lo que sea, en la única situación de que se salgan de la Constitución. He dado unas demostraciones de máxima tolerancia, pero ya no las voy a dar más. Estoy preparado psicológicamente inclusive, porque se trata de procesos de maduración del ser humano.

-¿Llegaría a asumir poderes extraordinarios?

-Las situaciones excepcionales están contempladas en la Constitución. Poderes extraordinarios hasta donde la Constitución me lo permita, pero en ningún momento estoy yo preparado -porque nunca lo haría- para asumir un gobierno como el de Carmona y eliminar la Asamblea Nacional, los poderes. Se trata de tomar decisiones respetando todo el entramado constitucional. Pero yo tengo mucha fe, y estoy elaborando ideas en torno a escenarios que yo quiero pensar que son imposibles, porque yo sí quiero creer que los dueños de los medios seguirán siendo de oposición, pero que no se van a atrever de nuevo. Yo no los considero mis enemigos a muerte, ni tengo planes para desmoronar sus empresas, que sigan haciendo dinero porque la Constitución se los permite, pero que se salgan del camino político-conspirativo. Yo quiero creer más bien, y tengo razones para pensarlo, que este año, estos sectores no van a volver por esa vía. Yo quiero creer que si el CNE decide que no hay referendo, porque ellos no recogieron las firmas, van a asumir esto democráticamente, van a respetar al árbitro, y que se preparen para las batallas inevitables que tienen por delante, y que algunas están encima, y que cada quien siga trabajando por el país, defendiendo sus ideas, pero en el marco de la Constitución.

-¿A veces pareciera que tiene miedo a medirse?

-No, qué miedo voy a tener yo a medirme con quién. Con nadie. Cualquier medición que venga nosotros los vamos a derrotar. El asunto este de la recolección de firmas es una superencuesta. Mientras la oposición, con todo eso que ellos hicieron, en cuatro días, no lograron recoger ni siquiera la cantidad de firmas -sin haber verificado ninguna de ellas-, equivalente a los votos que sacaron en el 2000, las fuerzas que me apoyan, a pesar de que no estaba el nombre de Chávez en juego a la hora de recoger firmas contra los diputados de la oposición -el nombre mío no aparecía por ningún lado-, sin embargo, ahí hay unos números incuestionables. En todas las encuestas que se han hecho -hace poco vi una de consultores 21 que no es para nada del gobierno-, arrojan un resultado de una abstención no menor de 40%. Ese es un histórico. Si se inyecta esa variable a nuestra recolección de firmas resulta que el promedio nacional está por encima del 50%, a pesar de que no eran unas firmas para Chávez, sino para revocar a diputados de la oposición, Nosotros recogimos firmas solo del 80% del universo electoral. En fin, hay bastantes evidencias para decir que yo no tengo ningún temor a medirme, sólo que a medirme no bajo presión, ni bajo chantaje, ni con trampa, sino cuando corresponda según la sagrada Constitución.




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