Tomado de: www.rebelion.org

P. Profesor Dieterich, ¿Usted inventó el concepto “Socialismo del Siglo XXI”?

R. Sí. Lo elaboré a partir de 1996. Fue publicado junto con la teoría correspondiente en forma de libro, a partir del 2000 en México, Ecuador, Argentina, Centroamérica, Brasil, Venezuela y, fuera de América Latina, en España, Alemania, la República Popular de China, Rusia y Turquía. Desde el 2001 ha sido asimilado en todo el mundo. Presidentes como Hugo Chávez y Rafael Correa lo utilizan constantemente, al igual que movimientos obreros, campesinos, intelectuales y partidos políticos.

Junto con la teoría del socialismo del siglo XXI avancé la teoría de la transición latinoamericana que se plasmó en conceptos claves como el Bloque Regional de Poder (BRP), también ya de uso generalizado en América Latina. En cambio, el concepto Bloque Regional de Poder Popular (BRPP) fue propuesto por un amigo venezolano, Douglas Pérez, en una reunión de trabajo hace tres meses.

P. En síntesis: ¿en qué consiste este nuevo socialismo?

R. Dicho en una frase: En que las mayorías tengan el mayor grado de decisión históricamente posible en las instituciones económicas, políticas, culturales y militares, que rigen su vida.

P. Hay políticos e intelectuales de izquierda que dicen que nadie sabe como construir el socialismo. ¿Por qué Usted sostiene lo contrario y por qué el Presidente Chávez pretende construir lo imposible?

R. Porque esa afirmación es plenamente falsa. Y por más que se repita, sigue siendo falsa. La ciencia contemporánea no deja ninguna incógnita sobre lo que es el socialismo del siglo XXI, o su diferencia con el capitalismo contemporáneo y el socialismo histórico. Y tampoco, como hay que construirlo hoy día. Es, simplemente, una posición epistemológica equivocada.

P. A su juicio, ¿ha habido algún país socialista en la época moderna?

R. Depende de los criterios que se usen para tal juicio. Como científico economista y sociólogo, prefiero los parámetros que utilizaron Marx y Engels: economía de valor y democracia participativa. Y bajo esos criterios no ha habido una sociedad socialista desde la Revolución Francesa, aunque sí, muchos heroicos y trágicos intentos de lograrla.

P. ¿Hay condiciones para implementar el socialismo del siglo XXI en Venezuela?

R. Sí, ahora sí las hay. Menciono solo algunos. Dos tercios de la población votaron por el Presidente con pleno conocimiento de su bandera del Socialismo del Siglo XXI. Esto es un mandato sustancioso de los ciudadanos. El avance del sistema educativo, económico y de la conciencia del pueblo han sido notables. La integración latinoamericana y la destrucción de la Doctrina Monroe parecen ya imparables. Las Fuerzas Armadas ahora son confiables y tres sectores claves de la economía nacional están en manos del gobierno: el Estado, PdVSA-CVG, y más de cien mil cooperativas.

P. ¿Cuál sería el paso decisivo que tendría que dar el Presidente para llegar al Socialismo del Siglo XXI en Venezuela?

R. Son dos: 1. reemplazar gradualmente el principio regulador de la economía de mercado, el precio, por el principio regulador de la economía socialista, el valor, entendido este como los insumos de tiempo (time inputs) necesarios para la generación de un producto; 2. avanzar la participación económica de ciudadanos y trabajadores en tres niveles: 1. en lo macroeconómico (p.e., el presupuesto nacional); 2. en lo mesoeconómico (municipio) y, 3. en lo microeconómico (empresa).

P. ¿La economía del socialismo del siglo XXI es, entonces, un trueque?

R. No, esto es tan erróneo como la afirmación de que nadie sabe como construir el socialismo del siglo XXI. El problema de la injusticia económica no reside en el dinero. No tiene que ver con que una economía sea monetarizada o si funciona con el intercambio en especie (por permuta). En la relación explotativa entre el esclavo y el amo, una vez amortizado el pago inicial, no interviene el dinero, y es una de las más brutales que conoce la historia.

Injusticia existe, cuando se intercambia un producto “A” por un producto “B”, y sus valores ---el tiempo laboral necesario para producir cada uno de ellos--- no son iguales; es decir, cuando no se cambian equivalentes. Si se monetariza ese intercambio de valores desiguales (esfuerzos laborales desiguales), es decir, si se expresa en forma monetaria o natural, es secundario.

P. ¿Cuál sería, entonces, el paso decisivo del Presidente?

R. No es la estatización generalizada de la propiedad privada, porque no resuelve el problema cibernético del mercado. No lo hizo en el pasado y no lo haría hoy. El socialismo hoy día es esencialmente un problema de complejidad informática. De ahí, que el paso trascendental consiste en establecer una contabilidad socialista (valor) al lado de la contabilidad capitalista (precio), en el Estado, en PdVSA-CVG, y en las cooperativas, a fin de construir un circuito económico productivo y de circulación paralelo al de la economía de mercado capitalista. La economía de las entidades estales y sociales puede desplazarse paso a paso hacia la economía de valor y ganándole terreno al circuito de reproducción capitalista, hasta desplazarlo en el futuro. Dado que las escalas de valorización por precios, valores y también volúmenes, son comensurables, no hay rupturas en los intercambios económicos que podrían causarle un problema político al gobierno. En todo esto juegan un papel importante el Estado y las mayorías, pero ambas están hoy día mayoritariamente con el proyecto del Presidente.

Generar este circuito paralelo de la economía de valor sería relativamente fácil, porque los valores existen en forma subyacente en la actual contabilidad capitalista. De tal manera, que con el desarrollo de un software respectivo sería muy fácil establecer este circuito económico socialista al lado del capitalista. Sin este paso a la economía de equivalencia, no hay posibilidad de tener una economía socialista.


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