Parte del Seminario: Democracia, Estado y Ciudadanía
Organizado por Sinergia, Goethe Institut Inter nationes y Asociación Cultural Humboldt - Caracas mayo 2003
La sociedad civil en el campo de las asociaciones, los ciudadanos y las comunidades
Las sociedades se constituyen de la vida asociativa. Esta es una idea que nace de las reflexiones de la sociología clásica2, entorno a la cual haremos nuestra intervención, considerando algunos elementos que sirven para el análisis de la sociedad venezolana, a partir de una investigación realizada entre 1997-99 por CISOR sobre el polo asociativo en Venezuela3.
La asociación es la que crea "sociedades", por contraste (no en oposición) con las solidaridades naturales y espontáneas que terminan por constituirse en "comunidades". Las personas crean voluntades entorno a intereses no particulares cuando se asocian, llámense colectivos o de otra manera. Especificar una voluntad es la primera función de la asociación y esta voluntad colectiva, una vez puesta o fijada en algún lugar (utilizando un símil jurídico), prácticamente se independiza de aquellos que fundaron o establecieron esas voluntades; esperando que haya gente que le sirva. La existencia de esta voluntad colectiva, hace ver su fuerza cuando aparece la sanción frente a cualquier intento por desviar la finalidad para la cual la asociación fue fundada.
La vida asociativa es la raíz de la sociedad, el resto es comunidad, lo cual no significa que se tenga algún tipo de desprecio o se desconozca la vida comunitaria y su cultura. Por el contrario, lo que se pretende es demostrar que la vida colectiva es una tensión entre comunidad y sociedad. Existen personas que han pensado deseable volver a la comunidad, pero no se trata de escoger por una o por otra; ambas existen en la vida social y la idea es definir lo que las hace diferentes como sociedad y como comunidad.
En lo que se refiere a la existencia, importancia y misión del Estado, la idea de Estado no es lo que nosotros acostumbramos a considerar. No es el Estado patrimonial de la colonia: gerente de todos, dueño del territorio cuyas partes concede a los ciudadanos, que da permiso para hacer cosas, que se ocupa de su población, como si fuera un ganadero y todos nosotros el ganado. La tradición venezolana proviene de este Estado patrimonial. En otras tradiciones, el Estado es un mal necesario, tolerado; existe, interviene, posee capacidades y es requerido por los ciudadanos, pero de ninguna manera se comporta como dueño del orden. Pero, no es por la tradición de Estado patrimonial, por lo que en Venezuela es difícil distinguir entre Estado y Sociedad, y ver la relación que existe entre ambos, donde situamos a la sociedad civil.
Hay sociedad en la medida que hay asociación, y la asociación tiene un carácter voluntario. No obstante, la vida asociativa no es idílica. Algunas personas se reúnen para promover un proyecto o propósito, construyendo un liderazgo que permita convertir a cierta gente en recurso para el proyecto, por ejemplo, una empresa. En ésta se crea una asociación voluntaria, representada en una junta directiva o en los accionistas, que procuran por medio de un gerente promover cierto tipo de negocio y organizar entorno a esta voluntad un conjunto de recursos, que no solo son financieros o tecnológicos, son también humanos. La promoción de un determinado proyecto para que la gente se pliegue a éste, puede producirse por la vía del reclutamiento, frente a lo cual es posible que la gente no haya tenido otra opción. Esta es una de las reflexiones principales hechas desde Hegel y Marx.
Tampoco la vida esta hecha solamente del disfrute (juegos, celebraciones, fiestas). Lo que caracteriza una sociedad, su civilización, no es únicamente el disfrute de los bienes, porque primero es necesario producirlos. La producción de bienes, la organización de circuitos para su distribución, la economía, el intercambio de bienes y servicios, es el primer punto alrededor del cual se crea sociedad. Subrayamos esto porque las consideraciones recientes acerca de la sociedad civil han estado muy directamente orientadas a cuestiones de corte político, olvidando que también y fundamentalmente es en la producción de los bienes "civilizatorios" y su disposición para todos, donde descansa la vida asociativa principal. Es lo que a fin de cuenta caracteriza el modo de vivir. De ahí en adelante hay otros aspectos en la vida asociativa que se relacionan con el disfrute de estos bienes o con la vida colectiva desde el punto de vista político.
En otros autores clásicos, lo que más ha llamado la atención de la vida asociativa es la forma en que se organiza la libertad de los individuos, pasando por las consideraciones del contrato social de Hobbes, donde se supone que para superarse en la vida es indispensable salir del "estado de naturaleza", que representa el egoísmo, la viveza, la trampa. El tema central es la "desconfianza" y por eso es importante crear los derechos, es decir, instaurar una cohabitación pacífica entre los humanos y un mínimo de confianza. En cambio para Locke, lo que debe superarse es más bien la probabilidad de que la gran cantidad de proyectos de todo tipo no puedan coincidir, y para ello es necesario poner orden entre proyectos que apuntan en sentidos distintos. Esta visión liberal es la que otorga a la vida pública la función de asegurar que cada quien haga lo que quiera, que haya confianza, teniendo el Estado la función de administrar justicia.
Naturalmente, el asunto de las libertades apunta más a los problemas de la convivencia política. Existen asociaciones que tratan de reivindicar las libertades de asociación, intentan que el Estado intervenga lo menos posible y que a los ciudadanos de les deje tranquilos. Si las libertades son un requerimiento demandado principalmente al Estado, es porque éste representa el poder constituido, otorgado por un soberano que representa el poder constituyente. Ya que el Estado existe y ha crecido como aparato, lo importante entonces es aprovechar la circunstancia de que exista, tanto para limitarlo como para ampliarlo. La reivindicación significa no dejar que el Estado se comporte como el dueño de la sociedad o de la comunidad.
Otros propósitos asociativos están relacionados más bien con la organización de la vida colectiva, intentando limitar los excesos de las iniciativas de los ciudadanos, por ejemplo en la cuestión industrial y obrera, donde el punto es garantizar que el reclutamiento del recurso humano se haga dentro del respeto a ciertas reglas, defendiendo al débil o al que no tiene voz. Este es uno de los deberes atribuidos al Estado. El orden del Estado no debe ser excluyente u opresor, pero también hay quienes defienden que el Estado debe intervenir en estos asuntos para garantizar los derechos o para interceder entre fuerzas antagónicas. Desde Hegel para acá, la reflexión de izquierda ha dicho que no seamos ingenuos, que la vida asociativa no es idílica, no se trata de que los que tienen algo en común se sientan y se pongan de acuerdo.
Esto quiere decir que la defensa de los intereses no está en esperar que lo haga el Estado, debemos hacerlo nosotros mismos, los que están abajo y los que están arriba, pudiendo el Estado servir eventualmente de aliado. En varias tradiciones de pensamiento se concibe al Estado como un recurso para la lucha de intereses entre voluntades encontradas, sea para la producción de bienes, para aspectos económicos o para las reglas fundamentales de convivencia. En su hipótesis del contrato social, Rousseau pensaba que la gente tenía que asociarse para cooperar, porque por medio de la cooperación es posible el acceso a los bienes civilizatorios superiores. La cooperación permite alcanzar algunos tipos de bienes, que de otra manera no serían alcanzables. Por ello la civilización ha avanzado, debido a la cooperación; en buena parte de carácter forzosa, por reclutamiento de gente que no tenia mucha alternativa.
La sociedad civil es un término para calificar una cuestión eminentemente política. Se trata de la relación entre Sociedad y Estado. Habiendo definido sociedad como el mundo asociativo, la sociedad civil se concibe como la relación entre la vida asociativa o entre la sociedad que se ha estado construyendo y el Estado.
La sociedad también se relaciona con la comunidad, donde ubicamos la vida colectiva de los individuos, no en el sentido individualista, sino como personas en su vivencia comunitaria, en sus solidaridades espontáneas, que por cierto son solidaridades particularistas, en el sentido de "los míos", como la vida familiar, la del vecindario o la de la tribu, desde el punto de vista étnico. Esto implica reconocer que la sociedad no necesariamente está integrada por una sola cultura4, es decir, la elaboración de voluntades específicas, civilizatorias, no requiere que haya una sola cultura. Construir sociedad a partir de los recursos de las comunidades es a lo que llamamos en nuestro esquema el "tejido social" o "trama social". Significa relacionar y articular todos los aspectos de carácter solidario identitario, la cultural en el sentido de cultura antropológica, con los aspectos de construcción social.
El Estado también tiene relación con la comunidad; y en la construcción de esta relación también existen tradiciones diferentes. La concepción tradicional de Estado del Siglo 17, establece que el Estado concede ciudadanía a las personas, es decir, les otorga derecho, por ejemplo a la justicia. En la revolución francesa era central que el poder contrarrestara la forma en que la sociedad se venia organizando; por tanto, el Estado busca una relación directa con el individuo, con el ciudadano, sin intermediación de las asociaciones. De hecho, asociarse era un delito. El Estado entonces tiene relación con la cultura, con las solidaridades espontáneas. Esto se llama "ciudadanía" como diferente a sociedad civil, es decir, la ciudadanía se diferencia de la relación entre el Estado y la Sociedad que se ha estado organizando, porque ha ido estableciendo voluntades de interés colectivo.
Además de las identidades culturales o solidaridades espontáneas propias de la cultura de las comunidades, en la vida del ciudadano (el civismo) ubicadas en la relación entre el Estado con los individuos y comunidades, existen otros tipos de cultura: la cultura política, la cultura económica, etc.. Estas culturas están vinculadas más bien a capacidades que a partir de pedagogías especiales lo hacen a uno sensible a ciertas preocupaciones y capaz de desenvolverse en determinadas problemáticas, también en el sentido de sensibilidades y capacidades articuladas entorno a lo que uno pueda esperar o exigir al Estado. Estos tipos de cultura apuntan hacia la vida asociativa, a valores y capacidades de organización para producir bienes civilizatorios, y eventualmente a maneras de resolver problemas que son internos de la sociedad. Los derechos tienen una ubicación distinta, éstos se encuentran en las solidaridades como colectividades, y a su vez, entre el Estado y el mundo asociativo. Uno espera, a medida que los países progresan, que los Estados no se reduzcan a lo que algunos actores societales quieran imponerle. Que intervenga y haga valer los elementos del derecho de las personas y de los ciudadanos, y propongan políticas generales para la marcha general del país.