Parte del Seminario: Democracia, Estado y Ciudadanía
Organizado por Sinergia, Goethe Institut Inter nationes y Asociación Cultural Humboldt - Caracas mayo 2003
La categoría de sociedad civil como expresión de reivindicación de autonomías
El concepto de sociedad civil es un "lema" para realizar autonomía, para encontrar identidades propias frente al Estado. Debemos recoger siempre este nexo histórico del lema del cual se han servido los actores políticos y sociales con el objetivo de hacer efectivos sus peticiones e intereses. Por eso, me resisto un poco a utilizar la categoría de sociedad civil en los análisis que exigen un alto nivel conceptual, porque creo que esta categoría tiene elementos normativos y de reivindicación, que limitan su calidad analítica. El problema de estos debates, es que la gente se va preguntándose: - y ahora qué hacemos con este término -. Se trata de ese gran afán de la sociedad civil por la autonomía.
Por eso, es importante tener claro que el término de sociedad civil está asociado, por un lado, con el conferir derechos a grupos que antes estaban excluidos; y por otro, con poner a estos grupos en condiciones para que los hagan efectivos. Por ejemplo, en el caso de la visión de género, la sociedad civil fue un elemento central para adelantar posiciones de género dentro de la visión histórica tradicional, y eso vale para otros grupos sociales. Es importante entonces, bajar la carga analítica conferida al concepto de sociedad civil. Esto ayuda a visualizar elementos de nueva visión, de una nueva perspectiva que hemos logrado con esta idea; como por ejemplo, ver a la sociedad no solamente como lucha de clases, sino también como deberes sociales. Este es un elemento central que ha ampliado la visión actual del concepto de sociedad civil.
Sucede algo parecido con el concepto de modernidad, especialmente cuando a esto se añade la idea de aceptar conceptos del primer mundo. En nuestro ámbito ya estamos hablando solamente de modernidad fragmentada, de sociedades híbridas, que de por si también tiene sus problemas. Pero si aceptamos que existen fragmentaciones en la realización de la modernidad, la perspectiva de la sociedad civil nos lleva a preguntarnos concretamente ¿cuáles son entonces las ligaduras entre estos sectores o espacios de modernidades?, a los que se llama post-modernidades, pre-modernidades, modernidades híbridas. Desde la perspectiva de la sociedad civil, este análisis nos puede llevar al detalle empírico, para ver la riqueza a nivel comunitario, corporativo, etc, de estas zonas de contacto.
La pregunta clave es ¿existe una relación entre sociedad civil y ciertas estructuras económicas?. Es decir, ¿hay sociedad civil solamente en un capitalismo plenamente desarrollado?, o ¿también lo hay en un precapitalismo o en una sociedad agraria?. Es importante entonces ser muy cautelosos cuando establecemos nexos muy fijos entre ciertos sistemas económicos y la calidad de una sociedad civil. Debemos acercarnos a través de criterios que nos permitan ver las formas en que la gente se organiza, de que manera trata de expresarse. Por lo tanto, una visión simplista que contrapone "lo bueno" de la sociedad civil con "lo malo" de la política o de los partidos políticos, no llega a visualizar bien las necesidades de intermediación y de agregación de intereses que cada sociedad tiene que plantearse. En este sentido no ayudan contraposiciones fáciles sino un análisis concreto y de detalle de cada situación específica.
En mi visión, Venezuela tiene la ventaja y la desventaja de no haber participado realmente en los cambios económicos y sociales que la mayor parte de América Latina experimentó en las décadas pasadas. Venezuela, en última instancia no ha sido expuesta realmente al neoliberalismo, y se encuentra en su propio laberinto, en una autoreproducción de su propia historia. Es una situación muy autoreferencial y esto es un problema porque su visión no se está abriendo suficientemente hacia experiencias de otros lados, hacia otros procesos de gestión, de resistencia, de nueva organización en otros países.
Un elemento muy claro sobre la crisis de estos meses en Venezuela, es que no es solamente una crisis política sino una crisis que refleja claramente que esta sociedad no ha encontrado los niveles de cohesión social necesarios para poder enfrentar el futuro. Ha vivido en sus crisis y no crisis, cuando sube los ingresos de petróleo, pero nunca se ha enfrentado a los retos de cambio, y hoy en día se esta dando cuenta que esta exclusión mutua de los ricos frente a los pobres esta repercutiendo en un enfrentamiento, que si bien puede ser artificialmente polarizado, la falta de cohesión social es también una limitante para una exitosa realización de la sociedad civil en este país.