Parte del Seminario: Democracia, Estado y Ciudadanía
Organizado por Sinergia, Goethe Institut Inter nationes y Asociación Cultural Humboldt - Caracas mayo 2003
Sociedad civil, ¿incluyente o no de las comunidades populares?
Hablaré de algunas de las preocupaciones que manejamos en nuestro quehacer diario, sin que ello signifique una verdad o una receta. Me circunscribiré al trabajo en el contexto popular donde venimos actuando desde hace bastantes años. Desde allí nos plantearemos un conjunto de interrogantes y lo enmarcaremos en el contexto de polarización que vivimos actualmente.
Uno de los efectos de la polarización es lo que se ha llamado "el estrechamiento del campo perceptivo", y esto no es otra cosa que la radicalización de los estereotipos. Conforme la crisis se va agudizando y la polarización aumenta, los grupos tienden cada vez más a mirar su propio entorno, a radicalizar lo conocido, tratamos de reafirmar nuestra visión de las cosas en contraposición a la visión de los otros. Obviamente que allí tenemos un primer obstáculo que se concreta en la dificultad de escucharnos. Es la dificultad de ver en el otro soluciones distintas a las mías y desde allí, construir un horizonte común. Esa sensación, aunque no la hayamos elaborado reflexivamente o analizado desde el punto de vista teórico, creo que la vivimos todos en nuestros espacios de trabajo, centros educativos, a veces en las propias familias.
Desde aquí, nos centraremos en la tensión que existe entre lo que podríamos denominar sociedad civil y sector popular, o entre sociedad civil y pueblo. Partiendo de la pregunta, ¿quién representa a la sociedad civil?, nosotros iniciamos un camino de reflexión junto a gente de las comunidades populares. ¿Quiénes están dentro y quiénes están fuera de la sociedad civil?. Es difícil pensar que la sociedad civil pueda plantearse un reto, cuando no está del todo claro qué es.
A manera de relato, después de lo ocurrido el 11 de abril del 2002, en el Centro Gumilla tuvimos un encuentro con gente de distintas comunidades populares y uno de los elementos resaltantes a lo largo de todo el seminario era precisamente ¿porqué nosotros no somos sociedad civil?, o ¿por qué lo que se denomina sociedad civil, no nos incluye?. Entendemos por comunidades populares, a los espacios donde viven las comunidades de "barrio", autoconstruidas, en las cuales residen entre 11 y 12 millones de personas que residen en ciudades, lo cual representa aproximadamente el 60% del total de residentes según los inventarios de FUNDACOMUN.
Cuando uno analiza la historia de estas comunidades y trata de explorar cómo encaja el concepto de sociedad civil, nos encontramos con enormes coincidencias. Es un conjunto cada vez más grande de gente que se ha organizado, independientemente del Estado, para resolver problemas, con todo lo relativo que ello sea. Vaya uno por el camino que vaya, no hay ningún barrio donde no exista o haya existido alguna organización. Esto da cuenta de una experiencia y de una trayectoria muy basta de los sectores populares como sociedad civil, que paradójicamente hoy, se sienten excluidos frente al predominio del término de sociedad civil, utilizado para identificar de alguna manera iniciativas de la clase media. Sin pretender hacer un análisis riguroso sobre esto, lo cierto es que la gente lo siente así; y a esto es a lo que nos ha conducido además la polarización, a tensiones y a contradicciones antiguas en el seno de nuestra sociedad que no han sido resueltas. Los mecanismos de exclusión han mantenido al margen a un conjunto mayoritario de personas y grupos que también han transitado el camino de la organización. Es por eso, que plantear un encuentro entorno a la sociedad civil, la nación o el país, necesita del concurso de estos 11 o 12 millones de personas, y de la sociedad en su totalidad.